17 noviembre 2006

CAÑETE PARAISO TURÍSTICO DESPERDICIADO…

A pocos kilómetros del puente de Socsi, en una explanada que se halla al costado derecho del camino carretero y en la desembocadura de la pequeña quebrada de San Agustín se encuentra las ruinas de INCAHUASI.
En ellas se descubre 4 grupos de edificios: El palacio del Inca, los cuarteles con graneros y depósitos, la ciudad convencional, y la fortaleza que se halla sobre un cerro de forma cónica, que defiende la explanada y domina toda la quebrada en una gran extensión, especialmente el valle de LUCUMO y la otra quebrada transversal que baja de POCOTO. Antiguo reino de los RUNAHUANAC, el antiguo complejo de Inca Huasi o casa del Inca, asentamiento pétreo mandado a construir, según los cronistas hispanos, por Pachacútec, el monarca Inca que más influyó en el desarrollo del Tahuantinsuyo.
El Inca fijó aquí estratégicamente su centro militar, político y administrativo para dirigir sus planes expansionistas y de dominio de los diferentes curacazgos que se desarrollaron en los fecundos valles de Cañete, Chincha y otras zonas aledañas.
Esta fortaleza, a la altura del kilómetro 30 de la vía San Vicente a Lunahuaná, era de uso temporal y recibía a las fuerzas militares incas procedentes del Cusco que lograron dominar y someter a una docena de reinos que poblaron estos valles y que sufrieron la embestida de la invasión inca.
Estas campañas militares causaron el exterminio de estos pueblos rebeldes y con el traslado de mucha gente sometida a lugares alejados, luego fueron reemplazados por pobladores provenientes de las culturas aymara y mochica, siguiendo la política que manejaba el Imperio.
Las características de esta ciudadela guardan similitud con la idea y desarrollo urbano que aplicaban los arquitectos y urbanistas cuzqueños. El material utilizado fueron las piedras o lajas extraídas de los canchales (loma de los contrafuertes andinos), que eran milimétricamente unidos con barro y guano de animales con los que edificaron los muros. Incahuasi contaba con instalaciones para la permanencia, mantenimiento y desplazamiento de importantes contingentes, militares y civiles, así como de viviendas y palacetes dedicados al inca e importantes dignatarios. Los aposentos de estos personajes, aún permanecen en la parte más alta de la fortaleza, coronada por una muralla de piedra de 5 metros de altura, la cual protegía toda la edificación de las lluvias, deslizamientos e inclusive terremotos, este complejo cuenta además con una plaza ceremonial, en donde se concentraban los servidores de la ciudadela en festividades religiosas o cívicas, un detalle para resaltar es que sobre la meseta que se forma al pie de la quebrada San Agustín, que conduce a Topará en Chincha, los constructores incas supieron respetar los accidentes geográficos, es decir edificaron sin alterar el medio ambiente, además construyeron en el centro muros de contención que, lamentablemente, han sido destruidos por un grupo de ganaderos de la zona, quienes invadieron y arruinaron los vestigios del área intangible y en su lugar han confeccionado horrorosos corralones donde se dedican a la crianza de ganado, destruyendo de esta manera un tesoro turístico de valor incalculable, todo esto con la discreta confabulación de nuestras, siempre, mediocres autoridades de turno.
Las próximas autoridades municipales esperamos cuenten con un mínimo de conocimiento y cultura para la preservación de este tesoro de características irremplazables, y además posible fuente de cientos de puestos de trabajo en el ramo del turismo.

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