21 agosto 2007

DONDE TE AGARRO EL TERREMOTO...?
Por: absa

Es la pregunta que más se ha escuchado en estos últimos días, que espero, con esta tierra que no deja de temblar, que no sean realmente los últimos.
Con el perdón de nuestros amables lectores, a veces ensayamos una respuesta… unos señalan en la calle, otros en su domicilio, también en el auto… luego ya calmados, respondemos obviando la emoción.
En el momento en que la mano telúrica se apoderaba de nuestro débil organismo, permanecimos con la adrenalina hasta en los lóbulos de las orejas y con una apariencia de calma que es la máscara que alguna parte del cerebro suele adoptar. Hablamos tranquilo, parecemos sedados, es como el animal interior… aquel que viene de los millones años de nuestra evolución… y que sigue vivito y coleando dentro nuestro… pero quisiéramos apaciguar a los animales que van a atacarlo… por la magia de la empatía, a las misteriosas fuerzas que no solo hacen temblar la tierra, sino que manejan a su antojo el curso de los ríos, la caída de las lluvias, el horror de las sequías, el asombro de los rayos que iluminan el cielo y el destino de los muertos.
El miércoles pasado hemos visto el miedo en muchos ojos y también en muchas manos tapándose la boca como para evitar que se le escape el alma. Ciento cincuenta segundos bastan y sobran para que el pavo real humano pliegue su cola, baje su vista y comprenda, aunque la enseñanza se olvide al poquísimo tiempo, que su vida, la ostentosa vida de competidor despiadado que la sociedad ha fabricado para él… no sólo pende de un hilo fino y feble… sino que, además, parece importarle muy poco a la naturaleza cuando ésta precisa recuperar sus propios equilibrios.
Muchas veces, pero muchas veces, en Navidad, Año Nuevo, Fiestas Patrias y otros días memorables decimos: "Esta es una fecha para reflexionar"… que necedad… Pocos somos capaces de reflexionar sobre esquemas largamente interiorizados y que manejan el pensamiento a su antojo. Esquemas hecho precisamente para no pensar… o para pensar lo que quieren que pensemos… Ahora es cuando hay que reflexionar después del terremoto, cuando aún está intacto el recuerdo de la mueca de la muerte, cuando aún está fresca en nuestra mente la fertilidad de nuestras ambiciones, lo incierto de nuestros proyectos y lo estúpido de nuestra mezquindad. Ese fugaz momento de horror es una lección de vida tan profunda que desbarata, sin palabras todos los argumentos inventados por nuestros miedos.

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