07 septiembre 2008

LA NIÑEZ... UNA ETAPA CORTA, PERO DE ENORME INFLUENCIA…
Escribe:  José Ruiz Meza (*)

Hace ya bastante años que he nacido, ya no existe las papillas y los pañales cerca, hace tiempo que deje de ser niño, ya no visto de corto ni me corto el pelo al estilo alemán… hace ya bastante años que deje de ser adolescente, ya no me quedan los overoles y las zapatillas All Star, ya no uso el pelo largo ni los lentes de Lennon.
Caminando por las Calles de San Vicente, pude apreciar una colorida comparsa de niños alegres que evocaban la semana del niño… de pronto cerré los ojos y en ese instante me transporte a ese periodo de mi niñez, recordando que mis primeros pasos en la escuela fue en el Jardín de la Infancia en la Calle 28 de Julio con frente al Colegio Santa Rita, recuerdo las clases profesora Luchita Salas, de mis amigos de carpeta, de las jocosas peleas con mis amigos por la lonchera a la hora del recreo, detrás de la pizarra giratoria, recuerdo sobre todo del respeto y sabiduría que impartía la docente dentro y fuera del horario de clase, era practicamente nuestra segunda madre… tiempos aquellos…
Como no recordar mi paso por el Colegio ex 451 con su Director Víctor López Ayala, el Prof. Manero, Néstor Vicente Quiroz, en ese entonces dirigente del Sutep, José Luis Farfán, del vetusto campanario que era tocado enérgicamente por el amigo Sánchez, para el cambio de hora, allí estudiábamos y jugábamos mañana y tarde, en la hora del recreo le dábamos tanto al Fulbito como al Básquet en donde destacamos en la Categoría de 10 años con Pulga Santa, el amigo Tasayco, Chumpi Sánchez Alva , Pepe Magallanes, Aburto, León, Vitucha, el negro Vilchez, Cholito Vicente, Wilbert Chilet entre  entrañables amigos del ayer y de siempre ..
Recuerdo también que  en el año 1972 curse  el 5to. de Primaria, mis padres quisieron que estudie en el Colegio Seminario Nuestra Señora del Valle de Nuevo Imperial, el mismo que me dejo gratos recuerdos, dicho Colegio cuenta con una infraestructura  envidiable como lo es a la fecha, y en el se forjo mis valores morales y estudiantiles, especialmente mi amor a  la Virgen Madre del Amor Hermoso - Patrona del Valle de Cañete y de toda la Prelatura Cañete –Yauyos y Huarochiri, allí estudie en el internado con chicos venidos de diferentes parte de la Prelatura y de Lima.
Como éramos los mas chiquitines, los de 1ero de Secundaria nos querían agarrar de punto… como dicen ahora de lornas, así que en el deporte y en los estudios nos preparábamos intensamente para participar en buena forma y en brillante estilo… El día comenzaba con la Sagrada Misa diaria, luego clases mañana y tarde y luego de que nuestro tutor el Padre José, daba por concluida las clases… corríamos con nuestra indumentaria deportiva a jugar y participar de los diferentes deportes que se encontraba implementado este Gran Colegio. Futbol, Fulbito, Paleta Frontón, Natación, Básquet entre otros, también jugábamos a la guerra de los almohadazos por las noches, la guerra de las habitaciones, todo ello luego de apagarse las luces del Colegio, lo que nos valió estar parados varias horas castigados frente a la Dirección por bulleros.  En este Colegio conocí buenos amigos que perduran en el tiempo como kiko y Pepe Huapaya, Gringo Jenssen, los Hermanos Sánchez, el Gordo Alcalá Adauto, Miguel Mirez, Fito Meza, entre otros, los mas interesante era las largas caminatas de los Sábados que efectuábamos a diversos lugares como por ejemplo ir desde el Colegio a la Fortaleza de Ungara,a la Laguna Encantada de Casa Blanca, a Caltopa, a Roma – Pueblo Nuevo de Conta, en dicha marcha caminábamos y nos bañábamos en las acequias y canales de riego, era un contacto total con la naturaleza viva, allí se generó mi amor por la historia y la prodigiosa naturaleza de nuestro hermoso valle de Cañete... Luego venía el día esperado, el día Domingo en donde nos visitaban nuestros Padres y Familiares… ellos nos traían las gratas noticias de la casa y los potajes y postres que con mucho cariño preparaba mi recordada madre Pelusa Meza, de esas visitas mucho me acuerdo de un libro de poemas que me regalo mi padrino Antonio Ruiz Tovar, del escritor Chileno Pablo Neruda quien en el año 1971  fue galardonado con el premio Nobel a la literatura, ese libro marcó mi vida, es hasta ahora y desde niño mi segunda almohada mi libro de cabecera, los versos que emanaban ese pequeño libro era prácticamente el elixir de mi alma.
El ayer es un árbol de largas ramazones y a su sombra estoy tendido, hoy recordando a mis amigos de infancia y las mil aventuras vividas en el Colegio y que recuerdo con mucha nostalgia en este día.
Este relato lo que pretende es poner énfasis en la etapa de la niñez… una etapa corta pero de enorme influencia en nuestras vidas, hagamos que esa etapa sea pura y duradera, que siempre un niño de Cañete tenga un trato especial, una respuesta positiva, que todo niño tenga su nombre y apellido, que valore la prodigiosa  naturaleza, que este predispuesto al estudio y al deporte, solo así forjaremos hombres nuevos… hombres huarcos, hombres que no se arrodillan ante la adversidad sino mueren de pie con sus ideales… ellos, los niños cada uno de ellos son nuestra esperanza de que nuestro pueblo desarrolle en la senda del progreso, de la equidad y sobre todo Cañete sea un pueblo con progreso y dignidad.
(*) Abogado y periodista cañetano.

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