12 enero 2009

MAESTROS: EDUQUEMOS CON AMOR...
Prof.: Ana Melva HUARI RODRÍGUEZ - DNI 40736411
 
¿Quién podría olvidar su primer día de clases?, inolvidable verdad?, luego de mucho tiempo en el calor familiar, trasladarnos a un lugar inhóspito frío, desconocido, extraño, bullicioso. Hasta cierto punto podría resultar traumático, pero, siempre allí, atenta, muy presta, nuestra primera maestra, ávida a reemplazar el calor de madre.  
Hoy en día, que siempre volvemos a ver ese espectáculo inolvidable los primeros días de abril, no hacemos otra cosa que admirar a los profesores del primer grado. Y cual es la ventaja de estos Ángeles, que los diferencia de los profesores del grado superior?, pues harta paciencia, cariño por doquier, mucha ternura, mucho amor… Pues aprendamos, queridos maestros, eduquemos con mucho amor. Y nuestros alumnos jamás nos olvidaran.
“Cuando hombres y mujeres desde la cuna son educados en el amor y el respeto a sí mismos y a los demás, esas acciones son capaces de invadir comunidades y también naciones”.  
¿Hasta dónde podrá llegar la Universalización de la enseñanza cuando se perfeccione todo su engranaje con los actores fundamentales: estudiantes y profesores?, ¿Qué mecanismos de transformación de la conciencia y la conducta relacionados con la autoes-tima y el pensamiento podrían desatarse?
Una personal de servicios de un colegio cualquiera afirmaba hace poco, para asombro de los presentes: “Los artistas no se fijan en la desnudez”. Su hijo es profesor de arte y se encuentra estudiando en la escuela de bellas artes. Evidentemente lo que él aprende es tema de conversación en su hogar y junto con él también se instruye su familia. Los patrones a imitar, los modelos a seguir están en un movimiento ahora apenas perceptible, pues recién ha comenzado.
“La violencia en la vida diaria se relaciona con la violencia entre los estados. La paz es un problema internacional, pero también personal. Cuando se educa con la menor dosis de violencia, se educa en el amor”.  ¿Hasta dónde podrá llegar una sociedad que forme a sus ciudadanos en el humanismo? Hasta donde ella quiera.
El mundo vive hoy la agresión sistémica en las escuelas... Pocas, gracias a dios... Cada día se conocen casos terribles, en países desarrollados, como Estados Unidos, de niños que descargan armas de fuego contra sus condiscípulos, lo que ha llevado a la violencia policial en esos centros.  La personalidad agresiva de algunos maestros, el hacinamiento en las aulas, la clasificación de los estudiantes dentro de un mismo grupo y su consecuente discriminación, son algunos de los aspectos de un modelo educativo en crisis.
Pero hay otros modelos pedagógicos posible, y es el que se debe aplicar por acá y que persigue llegar diferenciadamente a cada uno de los muchachos y darle oportunidades a todas las familias de ver a sus hijos en un aula del colegio, sin exclusiones de ningún tipo, ni ventajas a unos sectores por encima de otros. 
Ello redundará en que los beneficiados aprendan a vivir en armonía consigo mismos, así mejorarán también las relaciones inter-personales.
Es como un aprendizaje para ocuparse de lo bueno y lo útil, de construir y no destruir. ¿Cuántas personas usted no conoce que se la pasan husmeando en la vida de los otros porque no saben qué hacer con la suya y el tiempo les sobra? ¿Cuánta agresividad e incomprensión no vierten entonces hacia los demás?. El primer elemento para educar es amar. ¿Cuánta trascendencia no tiene hoy este principio? Si se enseña desde la petulancia mirando por encima del hombro poco se podrá llegar a los alumnos.
Hay que entender en la Universalización que no todos los jóvenes proceden de hogares en los que el estudio es un hábito. Existen muchos matices en eso, por lo cual la explotación de las motivaciones no puede soslayarse.  
Los profesores que no tienen formación pedagógica, y también los que la tienen, están emplazados, además de la superación dirigida a incursionar en lo autodidacta, sobre todo en el tratamiento con adolescentes, etapa que se extiende hasta los 19 años.
Este vínculo con los alumnos pasa, sin lugar a dudas, por el conocimiento de sus características personales y del entorno en el cual viven. Hagamos algo, avancemos queridos maestros.

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