06 julio 2012

MAISTRITO DE PUEBLO

Autor: Abraham Rivera Sandoval, adaptado a la realidad peruana por Jorge Luis Mendoza Torres

Ya te dije que no, y tus caprichos no acepto,
Aunque me dejes de hablar, aunque te sientas molesto;
Y aunque me hagas sentimiento, no he de darte mi permiso...
Antes… te lleno de cuero.

Tanto dinero gastado, tanto celo, tanto empeño,
La primaria, secundaria, universidad y cursos de especialización
Tanta hablada de tu parte con todos tus compañeros
Diciendo... que tú serías… Un profesional bueno.

Que te ibas para licenciado o si no... serías médico,
Contador, militar, cura, político o ingeniero.
Y hoy que estás como chiflado o loco te me estás volviendo
Me sales de babosote con la idea de ser maestro.

Tanto dinero gastado... Tanto afán, tanto empeño
Tantas felicitaciones de amigos y compañeros,
Para que hoy... con gran cinismo tú me digas... ya no quiero
Llegar a ser burgués cursi si no preciado maestro.

Que ¿Qué, no te va a dar vergüenza de rebajarte tan feo?
¿No te vas a sonrojar de bajar a tal empleo?
¿MAISTRITO?... que grande cosa, que dignidad... que talento...
que porvenir... que importancia, que prestigio... que abolengo.

MAISTRITO DE ESCUELA... un torpe que nada sabe de cierto,
Haragán, irresponsable, Vago, pobre... un majadero.
MAISTRITO... sólo un don nadie un vulgar vago de pueblo,
Que va a organizar plantones, Marchas, huelgas y jaleos.

Un flojo que sólo quiere ganar dinero y dinero
Sin importarle a los niños ni sentir el magisterio.
Que no venera a la patria, hombre ruin, politiquero,
Pues para él sólo es valioso pasarla de bullanguero.

A ver explíqueme licenciado… Dígame usted, ingeniero
¿Qué le va a enseñar a los niños?,
¿Cómo va a orientar al pueblo?
¿Cómo va exponer su clase a los niños de primero?
Si usted no sabe ni contar, ni jugar, ni estar contento,
Ni sabe del trato amable y menos contar un cuento
y sólo sabe vestirse más o menos de... cirquero?
Muy sabihondo el hombrecito, que ni quebrados,
ni enteros, Ni decimales, ni nada.
Conque... ya dije que no… Y no me siga molestando...
Que normal, ni que normal... No quiero que seas maestro.
Antes te llevo al campo para que seas jornalero
Pa’ que el sol te dé en el lomo y te pongas fuerte y prieto.

ASI ME DIJO MI PADRE , Y YO QUE MUCHO LO QUIERO
BAJE LA FRENTE Y SALI, DICIENDOLE... ESTOY DE ACUERDO
YO SERE LO QUE USTED DIGA, EN VERDAD... SE LO PROMETO
PERO... YA NO ESTE ENOJADO… QUE LE HACE DAÑO... Y ME APENO.

Salí, salí a la calle, vagué por las parques y los huertos,
Por el jardín, la placita, por la iglesia y el colegio...
Miré, miré a los peones cansados, sudorosos, sin aliento,
Poniendo sobre un papel sólo la huella de un dedo.

Vi a las mujeres descalzas cargando leña del cerro,
Y vi niños, muchos niños hurgar en los basureros.
Recogí desesperado a esa gente de mi pueblo,
A esa gente sin fortuna, sin rendición, ni consuelo.

Los metí en mi corazón, en mi entraña, en mi cerebro,
Les di patria en mi conciencia, y me confundí con ellos.
Allí frente a aquellos niños, frente a esos niños enfermos,
Yo pensé que eran angelitos despreciados por el cielo.
Miré que no tenían alas, los miré casi sin cuerpo,
Angeles sin un hogar, sin virgen, ni padre nuestro.
Y pensé... si me aferrara a ser licenciado, médico,
Contador, conferencista, sacerdote o ingeniero,

¿Cómo podría despertar la conciencia de mi pueblo?
¿En qué les favorecería que yo lograra alto empleo,
Sí ni justicia, ni amor, ni palabras de consuelo
podría darles y ofrecerles para calmar su tormento?...

Entonces volví a mi hogar, todo lo tenía resuelto,
llamé a mi padre y le dije: «Yo a usted mucho lo respeto...
comprendo sus sacrificios, sé de sus ansias y sueños.
Pero hoy... quiero que me escuche, por favor... sólo un momento.
Sí, si quiere que sea útil al pueblo, si quiere que colabore
Para mejorar mi Perú querido.
Si usted quiere que mi vida la dedique a lo que quiero
Luchando por la igualdad, Por la ciencia y el progreso...

Deje padre, que yo tenga la profesión con la que sueño.
Deje que yo sea feliz con mis niños sin colegio.
Deje que con mi vocación se torne clase y recreo,
Que sea lección de cariño, que sea canto, que sea verso,
Que pueda yo ser lucero con la luz del alfabeto.
y sea manantial que sacie la sed del pueblo.

Déjeme sufrir... luchar, déjeme vivir con ellos
Para lograr educarlos, para levantar un colegio.
Déjeme padre... que sufra... deme permiso le ruego
Para sembrar esperanzas, para apuntalar anhelos.
Deje que forme escuela, escuela a los cuatro vientos,
Escuela de libertades donde haya luz y contento.

Deme permiso papá... que yo sea un maistrito de pueblo
Que ponga programas justos, que trace los caminos nuevos.
Deje que siembre la miel deje que propicie el vuelo
De esa águila que parece no tener alas ni aliento
Deje que mi voz la escuche el militar, el gobierno,
El sacerdote, el artista, el postergado y el jornalero,

Si ya, si ya mi hermano es doctor y el mayor ya es ingeniero,
¿Por qué no permite usted que yo... me torne maestro...
Sí ellos en su ingratitud ya han formado un mundo nuevo
de explotación, de egoísmo, de lujos y de dinero.

Si hasta de usted se han olvidado, si ya no vienen al pueblo,
Y en su situación burguesa la gratitud y el amor han muerto.
Si ellos saben que aquí, en casa, hay pobreza, hay apremio,
Porque ni por caridad lo atienden cuando está enfermo?...

Mi padre quedó pensando, silencio guardó un momento...
Entonces, entonces me abrazó y me dijo…
Si... muchacho... te comprendo:
Vete a luchar hijo mío yo esperaré tu regreso,
Sabiendo que traerás cosas logradas con fe y empeño.

Cuando vuelvas hijo mío vamos a estar muy contentos
Y se llenará toda la casa de tu amor, de tus pequeños.
Si aquí no me encuentras, sé que tendrás el consuelo
De volver a esta tu casa, de regresar a tu pueblo.

Yo sé que vendrás por verme, tú vendrás por este viejo
Y querrás con toda tu alma enseñarme el alfabeto.

Más si aquí no me encuentras, ve a buscarme al cementerio
Y allí juntitos los dos envueltos por el silencio
Me dirás de tus afanes, de tus luchas, tus proyectos,
De tus sencillas tareas, de tu honor y de tus éxitos.

No me traigas flores, hijo, yo sé que no las merezco,
ni cruz, ni velas, ni nada, sólo quiero tu recuerdo.

ANDA HIJO MIO... vete ya. El Perú espera tu esfuerzo,
Te espera el hombre ignorante y los niños descoloridos,

Yo aquí me quedo esperando Con orgullo verdadero,
Porque sé que cumplirás Ser prestigiado maestro.

Anda hijo mío... vete ya. Que si de momento muero
gritaré muy orgulloso:
MI HIJO... ES MAISTRITO DE PUEBLO.

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