Escribe: Antonio Ruiz
Invierno, Sábado;Enero 6 del 2007.- Beloit Wisconsin USA.-
Unos se mueren de cualquier cosa que compromete su integridad.
En realidad, hay muchísimas formas de encontrar la muerte
Hay quienes la buscan, por su negligencia, su temeridad, su irresponsabilidad, su estupidez o por su alejamiento de Dios, aún cuando éstos últimos ya están muertos aunque sigan viviendo.
Otros, en los campos de batalla dizque defendiendo causas o razones “justificadas”.
En todos los sitios la muerte, la maldita muerte, está presente esperando el mejor momento para arrebatarnos la vida.
Es tan maldita, que no le interesa de qué color, edad, nacionalidad o posición sea la presa; y allí está, como una ficha de ajedrez moviéndose aparentemente por una mano electrónica, desplazándose de aquí para allá; y de allá para acá y acullá.
Algunas veces llega temprano, y en otras tarde; pero, a su antojo; y en cualquier circunstancia, una sola vez..
Alguna vez leí, que sobre élla no debe hablarse ni escribirse, porque puede pensar que la estamos llamando, pero yo lo hago, porque no le temo; y no le temo sencillamente porque como hijo de Cristo, sé que está derrotada; pero, una cosa es no temerle; y, otra que llega; y nos lleva inundando de llanto y dolor a las familias, a quienes nos conocieron en la comunidad.
“La muerte es tan verdadera, tan implacable y presente que es como una enredadera, que aunque se disfrace ausente poco a poco nos ahoga con brozas y matorrales con hojarasca y ramales hasta que a llevarnos llega...”
En esta semana, te las agarraste con dos niñitas hispanas, y te llevaste a una de éllas.
No respetaste su inocencia, ni su tierna edad; nada te importó su alegría, el encontrarse con su prima acompañando a su madre en la lavandería.
En esta semana te llevaste a Ana Karen y has hecho que los corazones de los hermanos mexicanos y amigos de su familia residentes en esta comunidad se aflijan por el dolor.
Qué te hizo élla?... Por qué Ana Karen?
Cogiste la mesa, la volteaste brutalmente, y generaste la tragedia, muerte artera.
Le quitaste la vida, por puro gusto, sí, pero no la venciste; porque al final, si no recuerdas, un ser inmigrante de su edad, POR Y CON SU INOCENCIA tiene visa expedita para irse al cielo... En consecuencia ANA KAREN, AHORA ¡ESTA CON DIOS!
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