16 junio 2007

ARRIBA EL TELON...
Por: Ray Martin - El Chico Que Está de Moda...

Y LEVANTAMOS EL TELON...
EN EL DIA DEL PADRE... UN HOMENAJE A TODOS... EN TU MEMORIA...
Llegamos temprano casi a las nueve de la mañana... Mis hermanos Augusto, Marino y yo... veníamos de Arequipa... Un día antes, estaba en la Feria Internacional (FIA) donde expendíamos vinos Santa María... Fui quien tuvo que dar la amarga noticia a mis hermanos... Cerca de las cinco y treinta de la tarde, papá luego de una penosa agonía había dejado de existir... Sentíamos tristeza por esa mujer noble y generosa, inmensa y sin igual que era y es María, nuestra madre... Se quedaba sola, sin el compañero ideal... Sin el hombre cuyo temple de acero, cuya vitalidad nos hizo sentirnos unidos siempre, que era el punto de encuentro, el motivo de reunión de la familia, había partido... Y, con él, se llevó casi toda la alegría que mamá (ahora casi taciturna) tenía y sabía darnos... El "Viejo" nos dejó siempre una lección... Decía siempre.. "La vida es como la vida misma"... No hay otra, era su manera de interpretar las cosas y hacernos ver que cada minuto de nuestra existencia cuenta... tan solo treinta días antes de su partida –lo recuerdo ahora- ahí en la unidad de cuidados intensivos (UCI) del vapuleado Hospital de EsSalud de San Vicente, cuando rogábamos a San Benito de Palermo que curara a papá.. Que nos escuchara... Que moviera las manos... Mientras todos tratábamos de esconder en medio de conversaciones bobas, nuestros temores por la partida irremediable... ahogábamos gritos de ayuda, gritos de cariño a ese diminuto hombre que nos enseñó su enorme valía y nos dio ese espíritu invalorable de forjador de optimismo, de fe en el mañana y apuesta por los demás... En esos instantes, cuando "Lucho", Rufino "Moyo", Margarita y Cecilia "Chila" García, estaban fuera de la unidad de emergencias, dialogando entre ellos, sobre la salud de su primo... Mi padre... En ese momento, en la antesala del despacho, en el "star," se encontraban mis hermanas Elsa y Lucy y junto a ellas, la queridísima Luzmila "Luma" Mendieta Castañeda y Edelmira "Mila" Rivera Arizaga... Algunos de mis sobrinas y sobrinos estaban por ahí... En esos momentos vimos que llegó Lucho Arizaga y luego de un interminable abrazo, decidió ver al que en su infancia y años juveniles fue parte de su apoyo... Lo llevé hacia la sala y ahí en la segunda cama, postrado con una serie de aparatos yacía mi viejo... "Lucho" con una selva de cabellos blancos, apenas lo vio no pudo contener el llanto... Se abalanzó –con cuidado- sobre las gruesas manos del tío querido... las enjugó con besos, mientras las lágrimas caían sobre ellas... era el cariño sentido por quien tantas veces lo asistió... ¡Quien sabe si por ese instinto natural de abrazar lo que se quiere o por tocar con la enorme voluntad que emana del corazón, un pedazo de lo tuyo!, Papá dejó caer unas pequeñas lagrimillas y cogió la mano del sobrino y luego las mías... Lloré entonces y salí caminando de prisa, pasé de largo hasta llegar adonde estaba el tío Lucho y sus hermanos... Conté casi sonriendo o riendo o llorando que por entonces era lo mismo, lo que me había pasado... Fue cuando las manos del querido tío se posaron sobre mi hombro y sin decir nada, ví que asentía la cabeza también alegrándose por el acontecimiento... Comprendí entonces que esa era mi familia... que la fe mueve montañas... Que Dios existe como existen las aves y su gorgojear maravilloso... Ahí estaba mi padre, con su deseo irrefrenable de querer seguir viviendo... de gritarle a los que iban a verlo, que no se preocuparan... Si casi nunca le gustó que lo vieran mal, cuando en realidad lo estaba... Sí hasta para eso era noble... Esa ocasión, aún la tengo en la mente, en el alma y el corazón... Mis hermanos que estaban lejos, lloraban por dentro y trataban de hacerse cada vez más fuerte.. No solo presentían que el queridísimo Augustito Castañeda partiría y nos dejaría en una profunda tristeza y desconsuelo... ¡Tantas veces veía a mis hermanas venirse desde la capital donde residen, para siquiera verlo un ratito conversar con él y hacerlo reír... Más cada vez que volvían a sus hogares, la despedida era dolorosa... Dura para mamá y mucho más dura para el Viejo... Igual para ellas, que se veían impotentes para esconder su pena de partir, aunque sea a dos horas de distancia... Tantas veces papá cayó en mis brazos y tantas veces Dios nos devolvió con su dicha infinita la sonrisa del muy estimado y apreciado Negro de San Benito... Sí... Sentía que el alma se me iba cuando en medio del camino a una posta médica o al "seguro" (muchas veces inseguro) temía que no despertara, (me hubiese dolido peor de lo que me duele hasta ahora su muerte) y temía igual que se quedara en algún estado y no respondiera más... Veía a mi madre llorar a veces desconsoladamente.. Otras veces sufriendo... Asumiendo el sacrificio de tener que verlo y ayudarlo... No hay duda que como mamá no hay dos en el mundo... Poco tiempo antes, se habían ido el tío Raúl y su partida dolió mucho a papá... También la de su primo Goyín Rivera, compañero y amigo eterno... Con quien departía todos los días sentado a la vera de aquel añejo banco de ladrillos revestido de cemento... el Viejo en la también añeja silla de totora (aquellas que conocemos como chinchanas) y Gregorio Rivera Barbadillo en el banco, con su inolvidable chalina en tiempos de invierno... siempre con la sonrisa a cuestas.. recordando de todo y a todos... Igualmente, ya Camilo Zegarra nos había dejado llevándose su interminable baile de pallas... y, muchos años atrás Conrado Rivas... Román Lévano, Lorenzo Castro, Severino y Eliseo Sánchez Vargas... Oswaldo García Pachas, Augusto Cuzcano, Carmen Cañas, Oswaldo Quispe, Santiago Egas, Crisanto Siguel, Pedro Juan Gonzáles, Maura Linares, Cira López Tovar, Cirilo Luyo y la "mamita" Natalia... Juan Mendieta, Genoveva Sánchez, Mateo y Vilma Castro... La recordada "Mamita Paulita", Julio Luyo y su inolvidable Eva... Alejandro "Chando" Luyo, Andrea Castillo, Bernardo Yactayo, Alipia Arizaga y la prima Anita Rivera... Así... En medio de esa vorágine de recuerdos, papá estuvo un buen tiempo en el hospital sanvicentino.. Hasta ahí, llegaban Ricardina Audante y sus hijos... Emilio "Chuqui" Orellana y sus hijas... Y, por supuesto, que nos turnábamos... Nunca olvidaré que mucha gente llegó desde diversos lugares a verlo... Y ahí, en ese centro de salud, encontróse con Isabel "Chave" Nosiglia y al verse lloraron juntos... Sabe el buen Dios, los motivos de ese impulso... Más estoy seguro, que algo tuvo que ver la añorada tierra de San Benito de Palermo... Augusto Castañeda Zegarra, no encontró otro lugar más ubérrimo que esta tierra que lo acogió e hizo germinar su cariño hacia todos... Siendo un humilde agricultor con su escaso tercero de primaria, fue un maestro que me enseñó a leer y a ser digno... A multiplicar lo bueno y a restar lo malo... A dividir lo bueno que se alcanza y a sumar los sentimientos que llenan el corazón... Siendo un caporal de campo, fue uno de los mejores médicos... Me alivió con su firmeza, corrigiendo mis errores y me dio los medicamentos más efectivos que curan el alma y me llenó de pastillas que avivan el entusiasmo y el pensar en un mañana mejor... Sanó tantas veces, las heridas de mi corazón, cuando un arrebato juvenil o una ponzoña maligna trató de despedazarlo... Fue un notable arquitecto, que diseñó y construyó un hogar noble, edificando en cada uno de nosotros, pilares que cimentaron una férrea unión familiar con respeto por los demás... Fue también uno de los mejores abogados.. Peleó y luchó utilizando los recursos de la razón y de la justicia... Siempre pensando en los demás, antes que en sí... Fue el mejor administrador que he visto en mi vida... Buscó un lugar para cada cosa.. Y puso siempre cada cosa en su lugar... Se rigió por las normas de la equidad y la igualdad de los seres... Ese fue mi padre... Un poco de todo... Sí hasta zapatero remendón fue... Pues arreglaba los duros calzados que compraba a duras penas, remendándolos con pasión y cuidado para que nosotros sus hijos transitemos por duros caminos y saliéramos airosos... Hoy viejo... Te recuerdo... Te aprecio... Te quiero más que nunca... Dios nos bendijo con unos padres maravillosos... Y en tu memoria, me inclino reverente ante el Dios de los justos, agradecido a la vida... Por aquellos que segundo a segundo, minuto a minuto, hora a hora.. en cada día, nos dan su afecto y su cariño sin igual... A aquel escultor que moldea nuestra vida, hoy sin nada que darle a cambio de todo lo que nos da, les deseo, en tu memoria Viejo... FELIZ DIA DEL PADRE... (percas)

Y BAJAMOS EL TELON...
Nos vamos con Debbie Allison.. Hoy con Greta, temprano iremos a Misa... Luego al cementerio a llevarle una oración al Viejo... Después almorzaremos con Antonio Stucchi y después a cumplir con ese inacabable rito de asistir a un domingo de estadio... Cuídense que los estoy chequeando con mis lentes de contacto.

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