20 noviembre 2009

20 AÑOS DE LA CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DE LOS NIÑOS, UNA NECESARIA REFLEXIÓN
César Augusto de la Cuba Chirinos
Fiscal Adjunto – Primera Fiscalía Provincial Civil y de Familia de Cañete


El día de hoy, 20 de noviembre de 2009, celebramos el vigésimo aniversario de la adopción, apertura a la firma y ratificación por la Asamblea General de las Naciones Unidas, vía su resolución 44/25, de la Convención sobre los Derechos de los Niños. Han pasado dos décadas de vigencia de la Declaración y Reconocimiento de derechos a nuestra niñez, por lo que se hace necesario celebrar tal acto, desde una institución autónoma como el Ministerio Público, realizando un balance y fijando las deudas aún pendientes por parte del “mundo adulto”.
No es dato menor el hecho que ya las tres primeras generaciones de niños nacidos bajo el manto de protección de la Convención, ahora sean mayores de edad; quizás en ellos encontremos el reflejo de cuanto ha avanzado cada país en la implementación de los derechos reconocidos en la Convención.
El 20 de noviembre de 1989 se planteaba por primera vez en el mundo la visualización de los niños y niñas como protagonistas de su propio desarrollo y no como una posesión de sus padres, y se reclamaba a los Estados y a la sociedad que reconocieran sus derechos para expresar sus opiniones, ser escuchados y actuar apropiadamente.
Dicho fenómeno tuvo su origen en el proceso de “democratización de las relaciones familiares”, éste proceso tiene como producto final la Convención sobre los Derechos de los Niños (CDN). Al democratizarse la relación padres – hijos, éstos adquieren el derecho de participar activamente en su proceso de desarrollo y formación, claro esta conforme a sus propias habilidades, destrezas y capacidad de comprensión de sus actos. Premisa intrínseca en dicho razonamiento de “relajamiento” de la patria potestad entendida como absoluta discrecionalidad del padre, es que nuestra niñez y adolescencia adquieren no sólo derechos, sino que le son exigibles también obligaciones.
El binomio derechos – obligaciones (idea plena de sujeto de derecho), nos resulta adecuado para poder garantizar por un lado el ejercicio de los derechos de los niños; y, por el otro para fijar límites que permitan el fortalecimiento y madurez del proceso de desarrollo de los niños.
Dado que aún entre los integrantes del “mundo adulto”, el reconocimiento de los derechos no es una batalla ganada, pues el proceso de democratización no ha concluido; esto nos lleva a concluir que la Convención se hace necesaria aún 20 años después.
Grande fue la expectativa cuando cada país ratificó la Convención, todos los organismos que defienden los derechos de la niñez, uno de los cuales es el Ministerio Público como pilar de defensa de los derechos ciudadanos, vieron en la CDN un instrumento útil ha ser utilizado en su cotidiana labor; empero, la materialización de los derechos de los niños, impone a los Estados Partes algo más allá de esfuerzos solitarios de algunas de sus instituciones, instruye la adopción de políticas públicas a favor de la niñez y adolescencia.
Es por ello importante citar un recuento por las distintas épocas vividas por nuestra Convención. A decir del profesor Emilio García Méndez, la Convención ha discurrido por las siguientes etapas: * Incorporación política de la Convención: América Latina fue quien más rápido incorporó el texto de la Convención a su Derecho Nacional, aunque más se debió a cuestiones de “relaciones sociales” que a verdaderos compromisos asumidos a través de políticas públicas.
* Expansión jurídico cultural de los derechos: Se realizan Reformas Legales, algunos países optan por organizar el derecho de los Niños en un solo cuerpo normativo.
* Relativización de los derechos: autoritarismo clásico, incremento de penas, adopción desmesurada de medidas de internación, se baja la edad de la imputabilidad penal.
* Control represivo difuso: ya no sólo se relativizan los derechos, sino que se impone una corriente mucha más peligrosa; así, a través de vías jurisprudenciales, normativas y doctrinarias (situación irregular), se soslayan garantías.
Compartimos su preocupación en el sentido que ésta última etapa es en la cual nos encontramos varios países de Latinoamérica; y quizás ello sea lo más peligroso, lo cual nos hace repensar en que más ahora que hace 20 años, la CDN se impone como un instrumento útil de protección hacia la niñez, pero no sólo de protección, sino de guía hacía un pleno desarrollo de nuestra niñez y adolescencia.
Por el límite que exige escribir en un medio de difusión escrita, a quienes agradezco por compartir nuestras inquietudes acerca de estos temas de la niñez, no me será posible tratar aquí la problemática acerca de éste control represivo difuso; sin embargo, puedo si esbozar una idea que debemos concebir y madurar todos los que ejercemos, sea desde el ámbito público o privado, algún cargo en favor de la niñez. Así, debemos tener un compromiso y no sólo participación en éstos temas, reconociendo los derechos de los niños y tratando que su materialización se encuentre siempre orientada hacia la satisfacción de sus necesidades, desterrando de una vez por todos esa idea falsa de “paternalismo” que en muchas ocasiones soslaya los derechos bajo la equivocada percepción de protección desde la óptica parcial de quienes deciden.
Deseo además reseñar cuales son los principios estructurantes de la Convención, pues ello nos servirá como criterios orientadores en la adopción de diversas medidas hacia la niñez; así:
* NO DISCRIMINACIÓN: La CDN es un TRATADO contra la discriminación, se impone una Obligación Positiva del Estado.
* EFECTIVIDAD: verdadera tutela jurídica a los derechos de los niños, exigibilidad y judiciabilidad.
* INTERÉS SUPERIOR DEL NIÑO: Es un principio garantía, antecede a la CDN, es la satisfacción de los derechos y no la particular visión de la vida buena de los padres y autoridades. * AUTONOMÍA PROGRESIVA: en el ejercicio de derechos, reconocimiento que los niños y adolescentes pueden realizar distintas actos atendiendo a su edad y madurez emocional.
Considero importante citar a una especialista en el tema de la niñez, Nora Schulman, directora ejecutiva del Comité Argentino de Seguimiento y Aplicación de la Convención Internacional de la Infancia, quien refirió: “Para que se cumplan los derechos de los niños y niñas tiene que estar toda la comunidad comprometida y concientizada en cuáles son esos derechos y en que deben aplicarse realmente”. En este sentido, ella misma sentenció que esta problemática “no es una cuestión que tienen que conocer sólo los especialistas”, resulta claro entonces la necesidad de políticas públicas que se orienten en ese sentido.
Todo éste proceso de incorporación plena de la CDN a los ordenamientos jurídicos no ha concluido, ello por la percepción de todos de que algo podemos aún realizar para lograr el objetivo. En ese sentido, desde mi perspectiva de Fiscal de Familia, aprecio que entre las deudas que mantenemos con la niñez, respecto a su Convención, están los siguientes:
* Asunción plena de los niños, niñas y adolescentes como SUJETOS DE DERECHO.
* Verdadero respeto a los Derechos Fundamentales de los Niños.
* Libertad en el ejercicio de sus Derechos, plasmación del principio de Autonomía Progresiva.
* Compromiso efectivo del Estado con el cumplimiento de los Derechos Sociales.
* Adopción de medidas judiciales de “Protección Integral” ante la vulneración o conflicto de los Derechos de los niños, niñas y adolescentes, desterrando de una vez por todas el “paternalismo” de la doctrina de la situación irregular de nuestra niñez.
* Vigencia del ‘principio de Legalidad en el Sistema Penal Juvenil, tanto en la etapa de juzgamiento como en la ejecución de las medidas impuestas.
Sean mis últimas frases para reflexionar respecto a lo que significa que la Convención cumpla 20 años y tengamos deudas aún cuantiosas, es necesario celebrar éste instrumento internacional de los niños, pero la mejor celebración será la comprensión que cada uno haga de los alcances de la CDN y la asunción de un verdadero compromiso con la niñez. Reitero mi agradecimiento a éste diario por permitirme dirigir unas palabras a toda a población cañetana, en ésta fecha tan significativa para todos nosotros; hoy más que nunca debemos velar por la niñez pues no son solo el futuro de nuestra patria, son el presente que refleja la situación de nuestra sociedad.

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