Con la flauta de Apolinario Chumpitaz y escolares del valle de Asia
REGRESAN LAS PALLAS DE ASIA…
Las Pallas en el valle de Asia se danzan desde la época Inca. Sería con la llegada de los españoles que se produjo el sincretismo religioso, es decir, la fe católica venida de Europa se impuso a las creencias incaicas.
Si los incas rendían culto a los cerros llamados «Apus», encima de estos cerros se colocaban cruces. Así también habría sucedido con Las Pallas. Si las danzas de Las Pallas eran para agradecer la llegada de las lluvias, se le adaptó al nacimiento del niño Jesús, que por coincidencia ambas fechas llegaban a fin de año.
Hace unos días, con motivo de celebrarse el 46 Aniversario de creación política del distrito de Asia, el alcalde Agapito Ramos Campos y la Comisión de Fiestas presidida por la regidora Yamín Chumpitaz Napán, incorporaron dentro del programa de actividades, la revaloración de Las Pallas a través de un concurso denominado «Las Pallas de mi Tierra 2010», en el que participaron los colegios estatal 20123 de Capilla de Asia y el privado Sor María de Jesús Crucificado. Ambas instituciones educativas se encargaron de revivir una de las danzas costumbristas más antiguas que ya se creía perdida, cuando los abuelos trasmitieron la tradición a sus hijos y a sus nietos.
Si bien el ganador del concurso fue el colegio privado Sor María de Jesús Crucificado que dirige el profesor Javier Avalos Arias, los más entusiastas fueron los padres de familia que por vez primera vieron participar a sus hijos en un concurso promovido por la municipalidad.
Así, el público bailó, festejó y vivió una tarde en olor a tradición. «Esta es una oportunidad para que los colegios enseñen nuestra danza típica de Asia», dijo Susi Villalobos Ramos, presidenta de la Asociación de Padres de Familia del 20123 Capilla de Asia, Alma Mater de la educación asiana.
A las mujeres que bailan se les conoce como huañas. Se cree que la palabra huaña vendría del pueblo de Huañec en Yauyos, donde las mujeres en tiempos de los Incas vestían un cotón verde con anacos azules, adornados de flores en la cabeza y con azucenas, flores naturales atadas a una caña, de manera que danzaban al compás de flautas en homenaje a las primeras lluvias de diciembre. Hoy -a pesar del tiempo- se conserva la tradición heredada aunque con algunos cambios propios del lugar.
En las fiestas de Asia, las estudiantes hicieron gala de sus vestimentas, usaron sombreros de paja adornados de cintas colgantes, vistieron blusa decorada y falda adornada con una serie de cintas multicolores, cubrieron sus brazos con mangas anchas que batían a modo de alas cuando bailaban, portaron azucenas (carrizo decorado con papel metálico, cascabeles, lentejuelas y flecos), en otros tiempos solían lucir aretes, gargantillas y pecheras de plata y una falda de terciopelo llamado anaco de color azul.
Una de las cualidades de las huañas es su timbre de voz, ellas entonan canciones líricas y melancólicas seguidas de largos estribillos, especialmente cuando ofrecen rituales al niño Jesús. Esta es una danza que se reconoce por su cuatro formas de bailar, uno es el Pasacalle, otro es el Torito, y en antaño se bailaba la Damita y el Canario. Se trata de un baile delicado y cadencioso, que las huañas avanzan con pasos lentos al ritmo del sonajero y al compás del flautista y del arpa.
En el aniversario de Asia se dejó escuchar las tonadas de don Apolinario Chumpitaz Aburto, que con sus 90 años de edad sigue asombrando al público con la flauta que le acompañó toda su vida. Igualmente, los asistentes ovacionaron cuando el joven Javier Napán Torres -asiano especializado en flautas tradicionales-, hizo llorar a la flauta al más puro estilo de Las Pallas de Asia.
En otros tiempos casi todos los pueblitos de Asia festejaban y concursaban con Las Pallas, era común verlas en Esquina de Asia, Santa Rosa, La Capilla, La Cooperativa, Rosario, incluso algunos barrios compitiendo entre ellos. Todos con devoción y festejando La Navidad y Bajada de Reyes que terminaba con la quema de azucenas.
Como se sabe, Las Pallas en palabra quechua significa «princesa casada», y en habla aymara «seleccionar o escoger». Dice el Inca Garcilaso de la Vega que la colla era la esposa del Inca, la ñusta era la hija principal del Inca, y las hijas menores del Inca al casarse tomaban el nombre de «pallas». Después, el tradicionista Ricardo Palma comentaba en sus Tradiciones Peruanas que era costumbre presenciar las pallas durante la Navidad limeña. Hoy en Asia hay un nuevo amanecer para las pallas, hay buenos motivos para seguir festejando esta costumbre tan vieja y de bailarines siempre jóvenes.
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