26 diciembre 2010

ESTO TAMBIEN ES NAVIDAD

Navidad, es tiempo de pensar en las navidades pasadas y comparar cual fue la más triste y la más alegre… dividirla en etapas, cuando eras niño y vivías pendiente solo del calendario y del regalo que te traería PAPA NOEL... las navidades de la época de estudiante, especialmente cuando te despedías de tus eternos amigos del colegio, instituto o universidad y cuando descubrías entre lágrimas que era la última navidad con ellos...
La navidad cuando algún ser querido se va de viaje, se separa o muere, y descubres que ninguna navidad será igual... o las navidades de adolescentes y de la juventud, donde vas descubriendo o aún no terminas por descubrir el lugar que te toca desempeñar en el universo, mientras que poco a poco el reloj avanza para anunciar la llegada del niño Jesús.
Recuerdas, no sin pena, las navidades pasadas y observas casi con preocupación, casi con miedo la navidad que te toca vivir y las que vendrán conforme pasa la vida, siempre escuchando las mismas canciones, y empiezas a darte cuenta como los abrazos y las caras o se alargan, se arrugan envejecen o notas también que poco a poco recibes menos abrazos (de tus abuelos, de tus tíos, de tus padres de tus amigos y hermanos que es el orden lógico de fallecimiento).
Luego llegan las navidades de adulto, ya trabajando, ya con novia o novio, ya casado o con hijos, y ahora vives pendiente del calendario y del regalo. En el caso de los padres; ven con emoción el primer regalo y como sus hijos crecen y al final el círculo alegría-pena se repite. Pero están los otros. Los que no quieren saber nada de la navidad... por obvias razones, especialmente porque están decididos a romper ese circulo alegría-pena...
Por mi parte, recuerdo mis navidades en ese mismo circulo que no pretendo romper, en ese círculo donde mis recuerdos pesan muchos más, donde siento que mis lagrimas arden y pesan como anclas, recuerdo a una berrinchuda, a una persona con su sonrisa juguetona,  una dulce tentación de chocolate… que hace tiempo deje de ver… recuerdo los pasos, las escapadas y los regalos que empecé a comprar y también por qué no, a recibir… recuerdo a todas las personas maravillosas que me acompañaron en todas la navidades durante todos estos años que estuve celebrando esta fiesta.
Recuerdo, con emoción, cada uno de los primeros regalos de mis hijos… la emoción de la primera navidad de mi segunda hija… las ansías de regalarme un detalle de mi última hija; el llanto mío junto a mi madre y mis hermanos, recordando al hermano ausente que está hace muchos años en el extranjero.
Pero sobretodo recuerdo esa navidad, en donde reunidos con todos mis hermanos y mi madre, recordamos a mi padre que hacía algunos meses había partido dejándonos un dolor en el corazón dificil de cerrar.
Pero dejando de lado, todo el trajín de la navidad, el significado de la navidad, es ese gran mensaje que un día empecé a entender, el cual contenía amor, rebeldía, unión y cambio... la navidad no es un abrazo, no es los regalos, ni toda la parafernalia que se ha creado e incluido alrededor de un nacimiento ocurrido hace más de 2010 o 2014 años... es la oportunidad que tenemos todos de recordar que podemos ser mejores, pero que nunca podemos olvidarnos de SER HUMANOS y HERMANOS, pero para ser mejores también debe existir el deseo de utilizar todo lo que está a nuestro lado para lograrlo.

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