Los comerciantes del Mercadillo de San Vicente se rebelaron del control que deben tener por parte de la Municipalidad Provincial de Cañete. La revuelta se produjo el último lunes en la mañana cuando la sub gerencia de Comercialización de la Municipalidad Provincial de Cañete debía instalarse en un puesto que había cedido su propietaria para que a través de él se controle no sólo los precios y pesos adecuados de lo que se expende a los vecinos cañetanos sino también la adecuada administración de los puestos que muchas veces son traspasados y alquilados a terceras personas sin control y transparencia.
Esto fue aprovechado por la presidenta de los Comerciantes del Mercadillo Municipal, Blanca Vicente, quien estuvo acompañada de integrantes de su grupo que gritaban se fueran los funcionarios ediles que nada tenían que hacer en un terreno que está en litis por prescripción adquisitiva del predio por lo que la gestión de María Montoya nada tiene que ver dentro del centro de abastos.
La presencia del representante del Ministerio Público a través de la Fiscalía de Prevención del Delito tuvo que darse abasto para salvaguardar la integridad física del funcionario y la comerciante. El dialogo fue propicio y se llegó a un buen entendimiento pero lamentablemente se dejo entrever que detrás de todo este embrollo existiría el «negociado» en la distribución de puestos de venta con un acaparamiento increíble para un grupo de dirigentes del mercadillo.
La gran interrogante que se hacen los vecinos del cercado de san Vicente y alrededores es ¿Quién administra el mercadillo municipal?, ¿Los comerciantes o la municipalidad?... Aunque muchos ahora en estos momentos estarían preocupados en no realizar compras más en este centro de abastos por la falta de garantías de salubridad en los puestos de venta y por la falta de seguridad.
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