Por ricardo.eff@hotmail.com
Las instalaciones internas del Coliseo Municipal «Lolo Fernández» de San Vicente de Cañete, han recepcionado en una de sus paredes altas, desde el sábado 19 del mes que transcurre, un motorcito eléctrico importado que emite una serie de ultrasonidos horripilantes a unos pequeños altoparlantes colocados aparentemente en lugares estratégicos.
A la larga serie de deficiencias graves con las que adolece nuestro único coliseo cerrado, se suma uno más insoportable, compitiendo en desaciertos.
Los sonidos súper agudos, estridentes, macabros, espeluznantes e insidiosos que emiten este novedoso artificio, recaen negativamente en las personas que usan sus instalaciones para realizar actividades deportivas (básquet, fulbito, ajedrez, etc) sociales o culturales.
Estar sometido a ese bullicio infernal produce a las personas que se encuentran bajo su influencia una serie de alteraciones insoportables, tales como: dolor de cabeza, mareos, nauseas, escalofríos y falta de control de los esfínteres, entre otros efectos psicológicos y fisiológicos.
Considerando el alto grado de decibeles y por el largo tiempo a que están expuestos a este suplicio, los afectados han de padecer enfermedades auditivas y psicológicas irreversibles que le malograrán la existencia a los injustamente atacados y a su entorno familiar.
Traduciendo las especificaciones literarias impresas en el extraño aparato, su función específica es auyentar aves, repelerlas por medio de sonidos ingratos.
Es de procedencia norteamericana, de Chicago Illinois, tiene diferentes escalas, intensidades de emisión y tiempos de operaciones programables.
En una detallada publicación anterior, con el anhelo de contribuir al bienestar general de las personas, se alertó que el coliseo cerrado «Lolo Fernández» ha sido invadido por centenares de palomas de Castilla que han hallado su habitat en sus partes interiores altas y recodos; originando en consecuencia la acumulación dispersa de excrementos, con la incontrolable aparición de virus y bacterias que amenazan a los que usan sus campos de juegos y graderías.
Por deducción de lo dicho, ese novedoso aparato sonoro ha sido instalado impulsado brillantemente por la tremenda ideotas de auyentar a las palomas.
Las palomas, inquilinas del coliseo, han recibido con marcada curiosidad el advenimiento sorpresivo de la caja bulliciosa, tanto así que su población va en aumento, como también las consecuencias de su estadía: heces, virus y bacterias.
Las palomas no le temen ni al aparatito ni a la emisión de sus diabólicos sonidos, por el contrario los atraen, tanto que se acercan en grupo tratando de descifrar el mensaje insistente que emiten en ese idioma raro y desconocido.
Un honorable anciano, asiduo asistente al coliseo, sintetizó con agudeza su acertada opinión:
- «Creen que las palomas son c» ¡ja, ja, ja!
Por lo desacertado de esta bien intencionada, inútil y perjudicial instalación, lo recomendable es retirarlo inmediatamente y no volver a usarlo jamás, por lo menos dentro del «Lolo Fernández».
¿Cuánto dinero se invirtió en la compra e instalación de esa bonita cajita? Es otro tema.
Para el problema de las palomas sugerimos el colocado de mallas; salvo mejor solución.
El Coliseo «Lolo Fernández» presenta deficiencias que merecen inmediata atención. Por ejemplo: Los servicios higiénicos ¿Cuándo estarán en uso? ¿Cuándo estará libre de inmundicias? ¿Reúne las condiciones para una buena concentración? ¿Qué decir de la acústica., las arañas, los murciélagos, …?
Y pensar que allí se han efectuado las etapas provinciales de los juegos escolares nacionales.
La delegaciones visitantes: ¿Qué impresión han de llevarse?
¡Soluciones inteligentes, no más errores!.
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