16 marzo 2008

SU RESPLANDOR BRILLA ANTE TODO EN LO MÁS ÍNTIMO DEL CORAZÓN HUMANO Y NOS HACE DESCUBRIR LA RIQUEZA DE NUESTRA EXISTENCIA Y LA BONDAD DE NUESTRAS ACCIONES Y DECISIONES...
“DIOS… FUENTE DE TODO BIEN Y JUSTICIA”
Lic. Ana María Palomino Cueto.

El verdadero problema de nuestro tiempo es la “Crisis de Dios” la ausencia de Dios, camuflada por una religiosidad vacía. Todo cambia si hay Dios o si no hay Dios. Hasta los cristianos viven ahora como si ÉL no existiese. La humanidad de hoy, no encuentra en la evangelización de la Iglesia una pregunta: ¿Cómo vivir? Ha dicho el Papa. Sin embargo sobre esta verdad de su existencia, es posible construir una sociedad renovada. Esta verdad es el fundamento de nuestra vida moral y es a la vez garantía de libertad para realizar lo que es bueno y justo. Buscar el éxito en forma obsesiva equivale a perderse a sí mismo, porque nada interesa más que tal objetivo, se vive con la obsesión diariamente, y se aleja de la familia cada vez más, y se olvida de gozar con las cosas mas sencillas de la vida, y en esa maraña de cosas minimiza su propia existencia y la condiciona al desarrollo social, haciéndolo esclavo de sus propios adelantos donde todo ya está pensado, solo hay que actuar. ¿Cómo desarrollar una unidad y coherencia de vida en un mundo materialista que proclama la inexistencia de Dios? ¿Cómo desarrollar la fe, si solo se centra en la filosofía del “Superhombre”?.., que se cree capaz de perpetuar la especie humana a partir de la clonación, célula madre, etc. Alterando todo ciclo de vida; pues, por mas que el hombre domine la propia ciencia, jamás podrá descubrir la propia esencia divina, ni el misterio de la creación. Estamos en cuaresma, recordando el sacrificio de Jesús en la Cruz, por salvar al mundo del pecado. Entonces, Jesús se nos presenta como “El agua que apaga la sed” como “La luz que hace ver la fe”…el problema es: Si vemos lo que tenemos que ver con el corazón, pues, cuando no ves o no quieres ver te envuelves en un mundo de tinieblas, lo que simboliza a todos aquellos que nunca tienen fe en Dios, que nunca lo han conocido, se pasan la vida sin buscarlo, sin necesitarlo, y la Iglesia ¿Porqué no anuncia la fe del evangelio a todos? Hay muchos culpables: Podemos ser todos…Hay responsabilidad en los padres que nunca han hablado de Dios a los hijos; hay responsabilidad de cada uno que se niega a creer, o que habiendo creído se declaran ateos por conocimiento o conveniencia… ¿Qué hacemos cada uno de nosotros para que los demás descubran la necesidad de Dios en su vida? Para creer tenemos que cerrar los ojos a nuestras evidencias, complacencias y apetitos desordenados por el poder; tenemos que renunciar a nuestros modos de ver y ver según los modos de ver de Dios, y pedir: “Hazme ver Señor la Luz en tu luz”. Todos nos debemos sentir responsables de tanta gente no pueda creer en Jesús, en el evangelio ni en Dios. Él no nos quiere ciegos, no quiere con los ojos bien abiertos para ver y para ver. No se puede evangelizar solo con palabras… el evangelio crea vida, crea comunidad de camino; una conversión puramente individual no tienen consistencia, también debe tenerse presente el aspecto práctico. Dios no puede ser conocido solo con palabras, como que no se conoce una persona solo por lo que se dice de ella. Debe establecerse una relación a través de la oración que no es otra cosa que la FE EN ACTO. Por tanto, la nueva evangelización no significa atraer de inmediato con nuevos y más refinados métodos a las grandes masas alejadas de la Iglesia. Un lento crecimiento es la seguridad de una larga duración. Un carbón encendido puede provocar un incendio de enormes dimensiones. Una chispa de amor puro puede encender hornos muy eficaces. “El éxito no es un nombre de Dios”, la nueva evangelización debe someterse al misterio del grano de mostaza y no pretender producir rápidamente el gran árbol.

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