03 enero 2012

EL RIESGO DE SER PERIODISTA...

Escribe: Marcelino Antonio Agapito Manco

La FEDERACIÓN INTERNACIONAL DE PERIODISTAS (FIP) ha dado cuenta 106 periodistas han sido victimas de la violencia en el 2011, superando al año 2010, cuyo reporte fue de 94 victimas, Pakistán, Irak y México encabezan la siniestra lista. La FIP agrupa a 600,000 colegas de 131 países, es importante también tomar en cuenta la estadística de la ONG REPORTEROS SIN FRONTERAS que da cuenta de 66 periodistas asesinados y más de un millar de detenidos en el 2011 marcado por las protestas de la primavera árabe y los indignados.
PERÚ: UNA ESCALOFRIANTE ESTADÍSTICA
Zuliana Laínez Otero Secretaria General de la ASOCIACIÓN NACIONAL DE PERIODISTAS (ANP) ha reportado el Balance 2011 con un escalofriante estadística de 189 atentados casi uno cada dos días), entre ellos tres crímenes, de acuerdo con el balance  preparado por la Oficina de Derechos Humanos del Periodista (OFIP) de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú (ANP).
Se reportan 93 casos de agresiones físicas y verbales. Le siguen las amenazas y hostigamiento (49), presiones administrativas (21), presiones jurídicas (13) y las trabas al ejercicio de la profesión periodística (5). Asimismo, la OFIP registra tres violaciones al secreto de las comunicaciones, dos daños a la propiedad o sustracción de equipos. En su mayoría, los atentados los cometieron civiles (76), seguido por funcionarios civiles (50); elementos desconocidos (33); policías/militares/ seguridad/serenazgo (23), y propietarios/empresarios o directivos de medio (7).La región Cajamarca con 45 ataques a la prensa, Arequipa con 23  y Lima con 21, resultaron en el 2011 las zonas de mayor riesgo para ejercer el periodismo en el Perú. Entre las provincias más peligrosas Coronel Portillo registra siete atentados, mientras en Huamanga y Jaén se produjeron seis atentados respectivamente. Otros lugares de riesgo para la prensa peruana fueron Utcumbamba, donde se cometieron cinco atentados, cuatro en Huancayo, Huaraz y San Martín, y tres en Cusco, Celendín, y Maynas.
Dos atentados ocurrieron en Ascope, Bagua, Cañete, Camaná, Chincha, Chepén, Espinar, Islay, Piura, Puno, San Román, y uno en Cajabamba, Casma, Caravelí,  Espinar, Huánuco, Huara, Lambayeque, Loreto-Nauta, Morropón, Pisco, Satipo, San Ignacio, Tocache, Tumbes, Trujillo, y Virú, de acuerdo con la OFIP.
Un total de 89 periodistas de televisión resultaron agredidos, 49 que laboran en la prensa escrita, 48 en la radial, y tres de la prensa digital.
De ese total, según el balance fueron blancos de atentados  139  varones; 30 mujeres y 20 medios de comunicación.
ASESINATOS
De manera particular la ANP denunció el asesinato de los periodistas Julio César Castillo Narváez, conductor del programa «Noticiero Ollantay», de radio Ollantay, en La Libertad (3 de mayo); Pedro Alonso Flores Silva, director del programa informativo «Visión Agraria» de canal 6, en Ancash (8 de setiembre) y José Oquendo Reyes, director y conductor del programa «Sin Fronteras» de BTV Canal 45, en Ica (14 de setiembre).
Entre las tentativas de homicidio, la de mayor riesgo se registró en noviembre, en Puno. El periodista Feliciano Gutiérrez Suca, corresponsal en Juliaca del diario La República, fue baleado por cuatro encapuchados. Los delincuentes le dispararon en la pierna dos veces. Especial preocupación y rechazo del gremio causó el encarcelamiento del periodista Paul Garay Ramírez, querellado por difamación por el fiscal provincial de Coronel Portillo. Tras permanecer más de 6 meses en prisión recuperó su libertad en octubre de este año.
QUERELLA UNA HERRAMIENTA PELIGROSA
Entre las querellas por difamación emprendidas contra periodistas que han denunciado actos de corrupción han merecido especial atención y seguimiento los casos de Teobaldo Meléndez Fachín (Alto Amazonas) y Hans Andrade Chávez (Chepén). Es cierto que todo ciudadano tiene el justo derecho a defender su honor, también lo es que, según las estadísticas en el 2011 muchos periodistas han sido querellados injustamente por el afán de investigar casos de abusos, corrupción en la función publica u otra índole delictiva, esta nueva modalidad es muy fácil, porque el infractor normalmente posee poder político, económico y sabe que cualquier honorable periodista no tiene la economía necesaria para obtener una legitima defensa, donde cuenta desde el contrato de un abogado, hasta toda la logística necesaria para una defensa en ¨igualdad de armas¨ que transcurre muchas veces por un largo periodo.
Sin embargo, no debemos desanimarnos, porque hay una fuerza activa que siempre nos envolverá, porque así como ¨el que estudia triunfa¨, también ¨el que dice y busca la verdad encontrará el mejor tesoro, que es el reconocimiento de los hombres justos y de buena voluntad, que son los que tocaran el cielo al final de sus días¨.
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