La experiencia peruana en la lucha contra la corrupción puede ser replicada en América Latina y en otros países del mundo, por haber logrado enjuiciar a personajes que desde el poder dilapidaron el dinero del país, sostuvo hoy el especialista alemán Jan-Michael Simon.
El jefe de la sección de América Latina del Instituto Max Planck, en el marco del Seminario Internacional «La lucha contra la corrupción: El modelo peruano», que se desarrolla en un céntrico hotel limeño, dijo a los periodistas que en el Perú se ha llevado a la cárcel a las «cabezas» involucradas en escándalos de corrupción.
Destacó los casos del exmandatario Alberto Fujimori (1990/2000) y el exasesor presidencial, Vladimiro Montesinos, quien dirigió una red de corrupción que sobornó a políticos, militares, empresarios y magistrados, entre otros.
«La corrupción es como un pez podrido y huele mal desde su cabeza. El mensaje que se debe dar a la población es que el pez podrido ha sido atacado desde su cabeza», comentó el investigador en Derecho Penal Extranjero e Internacional.
Simon señaló que cuando se evalúa la lucha contra la corrupción en un país, «lo que cuenta es la cabeza grande y gruesa, y en eso el Perú si lo ha logrado», al haberse procesado a los principales involucrados en actos de corrupción.
Hizo referencia a Alberto Fujimori, condenado en 2009 a 25 años de prisión, y también a su hombre de confianza, Vladimiro Montesinos, procesado por diversos delitos, así como al exjefe de las Fuerzas Armadas, Nicolás Hermoza, entre otros.
El especialista alemán consideró innovador para América Latina que el Perú haya creado un marco normativo para perseguir la corrupción y una Procuraduría Ad Hoc para ver los casos de mayor complejidad, ya que es necesario un mecanismo especializado en la materia.
Sin embargo, Simon consideró que se debe realizar una «reingeniería del sistema», ya que las personas que reciben sentencias firmes, no han pagado las reparaciones civiles ni devuelto el dinero robado al Estado.
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