Por Nohemí Flores C. (*)
A pesar de los múltiples ofrecimientos hechos por las autoridades locales y regionales para el desarrollo de la «frontera viva» de nuestra provincia, muy poco – por no decir casi nada - son los que se han obtenido hasta la fecha.
Las esperanzas que tuvieron los moradores del CP Nuevo Ayacucho para cristalizar su sueño con alguna obra de impacto, poco a poco se desvanecen y generan el descontento popular al cerrar la breca del 2012.
El mejoramiento de la calidad de vida que debe ser punto primordial en la zona, brindando la atención a los niños en desamparo porque sus padres están en «busca de trabajo», es política muerta.
El tan comentado problema limítrofe y el saneamiento físico legal de la zona, son dos problemas álgidos que deberían de resolver con prontitud los padres de la patria, sin buscar protagonismos.
Acudir los domingos a los izamientos, estar en las fechas festivas, o llevar regalitos en aniversario, no es una política de desarrollo, sino simplemente tranquilizantes que a la larga tiene un costo social.
De las autoridades edilicias de nuestro lar, ni qué decir porque al carecer de una política transparente de gestión, existen muchas suspicacias y genera el descontento de la población.
Existen numerosos organismos no gubernamentales que brindan el apoyo social a los sectores marginales, sin embargo, no se realiza gestión alguna para obtener alguna obra de envergadura.
Empero, la población de Nuevo Ayacucho, no baja la guardia, menos se amilana ante la adversidad y, muy por el contrario, renueva su compromiso de creer en sus autoridades de Cañete y la región Lima.
Por tal motivo, se gesta la Asociación Cultural «Frontera Viva» de Cañete, para iniciar una serie de proyectos, iniciando con una campaña de sensibilización, no sólo local, regional sino a nivel nacional.
Es hora que las autoridades: provincial, regional, así como nuestros congresistas, se aboquen en ejecutar un proyecto auténtico de desarrollo sostenible en la «frontera viva» de la región Lima.
Han transcurrido diez años del primer arribo de los ayacuchanos a este «valle bendito» y no debemos postergar otro tanto para solucionar las necesidades básicas que exige todo ser humano para su existencia.
Los «soldados» de la frontera viva» de Cañete, como nos calificó alguien por radicar en la zona, requieren hoy de sus «municiones», «rancho» y «cantimplora» para vencer con inteligencia a la extrema pobreza.
(*) Ex trabajadora del diario «La Voz de Huamanga»
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