Por Vladimir Alexander Rojas Hinostroza
La decisión del JNE en el pedido de vacancia contra la alcaldesa de Cañete era previsible: Si se comprobaba que María Montoya había devuelto el dinero “indebidamente percibido” por bonificaciones que no le asistían, pues no tendría que ser vacada.
Todo ello es consecuencia de una interpretación, y no de una causal regulada en la Ley Orgánica de Municipalidades.
Hasta horas antes de conocerse la resolución, de manera infeliz, el promotor del pedido, lejos de legitimar “la vacancia” con la prudencia y seriedad que el caso amerita, incurrió en un propósito de escaramuzas, que en un mundo civilizado no debe ser el ejemplo de nadie.
Pero que hizo “rating” eso es innegable, qué más da, gracias al circo, muchos olvidan hablar de temas trascendentes y de “interés local”, como los límites de Cañete.
Lo que debe preocuparnos no es la vacancia, toda vez que ella no resolverá los problemas de Cañete, sino cómo la ilegitimidad política comienza a gobernar la Municipalidad Provincial con regidores que no fiscalizan, decepcionando a un electorado que eligió a algunos para hacer oposición, y a otros para aportar en la MPC y no en cargos regionales.
Preocupa además, que hasta el día de hoy, lo “investigado” por José Caico no haya desencadenado en alguna denuncia formal, como si tanta alharaca haya sido un taimado “trampolín” publicitario.
Señor regidor, cumpla con sus funciones, y culmine su labor, sin dejar “nada a medias tintas”.
Preocupa, demás está decirlo, cómo un circulo de “funcionarios de confianza” mantienen “encapsulada” a la alcaldesa provincial (con venia o sin ella), motivando serias dudas sobre la correcta administración de las obras y los recursos públicos.
Sobre dichos apuntes, debe analizarse e investigarse a la gestión de María Montoya, y no en sórdidos intereses personales y económicos que se escondieron tras la famosa vacancia.
LOS LIMITES
Ahora bien, y como señalaba al inicio del presente artículo, otros temas han debido motivar la preocupación de autoridades y medios locales, cómo la última carta notarial remitida por el congresista iqueño José Elías para tumbarse al secretario general de la PCM. Este martes 26 de febrero, ha logrado su cometido, y Ollanta Humala con Juan Jiménez han firmado la resolución “aceptando la renuncia” (solapa nomás) de Julio Guzmán Cáceres.
En un capítulo anterior señale que Elías Avalos no iba a descansar en sacar del camino, al funcionario de la PCM a quien considera amigo de las autoridades de Lima y Cañete, esto es, al pobre Guzmán Cáceres, quien en la última reunión convocada por el tema de los límites demostró no tener correa política para tratar con quienes ostentan los “mandos”. Mientras muchos seguían expectantes a la “vacancia” o un mal llamado “colectivo anticorrupción”, Elías Ávalos no se permitía distracción alguna para hacer de las suyas con su cartita notarial. Ahora sólo falta, que con el nuevo secretario general de la PCM, se encargue de esperar un mes a Alonso Navarro, y regresar al inicio todo lo ya avanzado.
Autoridades nuestras, y amigos de la prensa, diversifiquen su trabajo político, así como sus noticias, respectivamente.
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