EL ORMEÑO ESTA SEMANA JUEGA EN QUILMANÁ... PARA EVITAR JUGAR EN EL OSCAR RAMOS SIN PÚBLICO...

Duele decirlo... el Walter Ormeño se va a Quilmaná para evitar la sanción que le ha endilgado la Comisión de Justicia, jugar en su reducto sin público... y ojo, que la dirigencia luchó para conseguir la aceptación de jugar en Quilmaná con público, porque la sanción era para todo partido de local... y eso, por qué... porque simplemente unos desadaptados utilizaron armas de fuego en los alrededores del Estadio Oscar Ramos Cabieses, y protagonizaron un hecho que traspasaron las fronteras de Cañete... se vió vía América Tv. y otros medios, en casi todo el mundo... Esa es la imagen que deja Cañete, al terminar el torneo de la Segunda División Profesional.
Ahora, hay que mirar al próximo año... sin duda las exigencias para ser local, serán mayores que las de este año... y si las autoridades del distrito de Imperial, no se ponen los pantalones y hacen lo que tienen que hacer, entonces el Ormeño jugará o en Quilmaná, Mala ó Chilca... Están avisados.
El partido contra el San Alejandro de Irazola se jugará el domingo a partir de las 03:30 p.m., y el Walter Ormeño sale a ganar para terminar la campaña en el cuarto lugar... sin duda, una actuación meritoria, pero que pudo ser mejor... en estos momentos se está quinto, detrás del Alianza Universidad de Huánuco que tendrá un rival dificil como el Deportivo Municipal.

LOS CAIMANES CELEBRAN EL ASCENSO
Los Caimanes es el campeón de la Segunda División 2013, un logro que alcanzó emulando la huella que le dejó el anterior campeón. Además, los de Puerto Eten ratificaron el por qué son el mejor equipo visitante de la temporada, algo que su rival inmediato no pudo replicar.

SIMILAR A LA DISTANCIA
Para empezar, hay que recordar que hace una temporada Los Caimanes secundó en la pelea por el título de la Segunda División y que recién se cayó del todo cuando perdió ante Pacífico, equipo que persistió en su meta de ascender luego que un año antes perdió la opción en la final de la Copa Perú cuando cayó ante Real Garcilaso. Ese ejemplo el cuadro de Puerto Eten lo asumió como propio, ya que tomó nota de las falencias que el impidieron el ascenso para reforzarlas y asegurar el campeonato. Cada uno con su estilo, y más allá de la diferencia de presupuestos, a ambos equipos los hermana el ser clubes de larga data pero con un origen sin mayor renombre fuera de su zona de origen, algo con lo que marcan una clara diferencia de los rivales que tuvieron en sus respectivas campañas. En lo que hace falta marcar una diferencia es en lo que harán durante su primera temporada en la máxima categoría, ya que su papel en la Segunda División no culmina con el título. Un buen debut en Primera fortalecería la imagen que se tiene del torneo en la idea de darle un rol protagónico en el sistema de ascenso del fútbol peruano. Cada equipo que sube debería tomar eso en cuenta.

CIERRE CERRADO
Las dos semanas que Los Caimanes tuvo para preparar su partido en Pucallpa las aprovechó de la mejor manera, tanto en lo físico como en lo psicológico. Eso fue lo que demostró ante San Alejandro, aún pese a recibir el primer gol del encuentro. Ante este tipo de circunstancias siempre hay equipos que, por la responsabilidad, se caen en el momento crucial de un torneo, pero los dirigidos por Teddy Cardama aprovecharon en el segundo tiempo las fuerzas que guardaron en el primero para darle vuelta al marcador con la aparición de sus principales figuras. Y es en este punto que los de Puerto Eten sacaron una clara ventaja con el resto, porque fueron los que mejor se reforzaron en la reapertura del Libro de Pases. Tanto Carlos Barrena como Saulo Aponte fueron jugadores claves desde que entraron al equipo. Sin ofrecer una campaña arrolladora, con apenas un triunfo por goleada (ante Minero por 0-3), lo de Los Caimanes pasó por hacerse fuerte fuera de su localía, lo que en sus últimos partidos se puso de manifiesto con tres triunfos seguidos en esa condición, algo que sus rivales no lograron replicar.
ENCALLÓ EN LAS REDES
Si a Los Caimanes no le pesó el tener que ganar en su visita, todo lo contrario fue para Alfonso Ugarte que en el Callao hizo lo que debía hacer para ganar, pero solo hasta el borde del área. Resulta difícil de explicar cómo es que un equipo puede fallar ocasiones como las que desperdició el cuadro puneño ante Boys, pero durante su campaña siempre fue evidente que le hacía falta un delantero acertado de cara al arco. Esta vez su mediocampo, ese que en otras jornadas sacó adelante buenos resultados, no estuvo acertado con los remates de larga distancia -su mejor arma- y así fue complicado abrir la defensa rosada. Ausente César Rivas por lesión desde hace cuatro fechas, la carga ofensiva recayó sobre Héctor Ramírez, quien una vez más demostró que lo suyo es más asistir que definir. Encima se le lesionó Luis Rojas, su punta más efectivo, lo que obligó al ingreso de Miguel Curiel, quien tampoco fue solución. Si bien la empresa en el Miguel Grau era difícil vista su escueta producción fuera de Puno (sumó 9 puntos), quedó la sensación que de contar con mejores variantes arriba no habrían tenido problemas para hacer que el resultado fuera otro.

TODO DA VUELTAS
Llama la atención que en la recta final del torneo se hable sin vergüenza de los llamados “incentivos” que se afirma algunos equipos reciben como estímulo para jugar mejor. Esta fecha no fue la excepción, siendo los jugadores de Boys los involucrados luego de su choque contra Alfonso Ugarte. Sería cuando menos prudente que de cara a la próxima temporada se revise este tema, ya que se presta a diversas suspicacias que solo le hacen daño al torneo. Por más que se diga que el incentivo es “para ganar”, un equipo no tiene por qué involucrarse en el rendimiento de otro. En este caso, el de los rosados, vale recordar que alguna vez les pasó lo mismo, pero en contra, cuando en 1998 perdieron su opción de ganar el Clausura con un empate ante Cienciano. Así como esa vez renegaron por el sucedido, no se ve cómo es que ahora pueda haber motivo para celebrar algo por más que los protagonistas sean otros.