30 junio 2007

Emprendió el viaje sin retorno el 25 de Junio en Lima...
PROFESORA FAUSTA ARMAS PARRA DESCANSA EN LA PAZ DEL CIELO Y VIVE EN EL CORAZON DE TU PUEBLO...

En la sinuosa existencia humana, alguien dijo que "la vida y la muerte son partes del destino. Su determinación como el día y la noche es de Dios, fuera de la interferencia del hombre". Así se apagó la vida de quien fuera la incomparable y esforzada profesora Sra. Fausta Armas Parra, pérdida irreparable acaecida el 25 de Junio del año en curso en la ciudad de Lima, que deja en la orfandad a sus dos hijos y viudo a su esposo, como también sumido en la profunda nostalgia a la ciudadanía de su pueblo, Azángaro (Yauyos).

SEMBLANZA DE UNA MAESTRA QUE SE VA…
Como coterráneo y familiar conocimos a la extinta desde muy joven y compartimos las vivencias y tradiciones de un pueblo enclavado en los riscos andinos. Resaltando algunos pasajes y anécdotas de su trayectoria docente, el profesor Juan Rodríguez Garay, anota lo siguiente: "Fausta Armas Parras, nació el 10 de Setiembre de 1930 en el distrito de Azángaro, siendo sus padres don Valentín Armas Reynoso y doña Dionisia Parra Palomino. Estudió la educación primaria en su tierra natal, después la secundaria en la ciudad de Chincha. En 1950 durante el gobierno del General Odría, con sus escasos 20 años a fin de cubrir las plazas vacantes ingresa al magisterio, actividad en la que evidenció su vocación docente y gran desprendimiento personal para inculcar en los niños las virtudes y valores pedestales fundamentales de nuestra sociedad. En aquella oportunidad con su primer nombramiento fue asignada a la Escuela del Anexo de Tótora, jurisdicción del distrito de Chocos, teniendo a la vez responsabilidad y el anhelo de culminar los cursos pedagógicos de profesionalización. Posteriormente, a su solicitud fue trasladada a la Escuela del Anexo de San José de Chancurí en Azángaro, donde desarrolló 23 años de actividad docente, desvelándose por su equipamiento, construcción de nuevas aulas, incentivando a los niños y a sus padres quechua-hablantes sobre la importancia de la
educación".

ALGUNAS ANECDOTAS ENTRE LOS NIÑOS…
En la mayoría de los lugares, particularmente en la zona andina, los niños que llegan por primera vez a las escuelas, generalmente se resisten a adaptarse en los ambientes y actividades escolares, por eso, según refiere el profesor Juan Rodríguez, muchos niños en su lengua nativa expresaban: "Caipaq manan quedaman-chu, manan mama" (aquí no voy a quedar mamá), y aferrándose a las faldas de su mamá insistían "caipaq manan quedasaqchu" (aquí yo no voy a quedar). Sin embargo, muchos de esos niños de aquellos años, en la actualidad son autoridades, profesionales, empresarios, etc., que trabajan en Lima. Otro de los hechos anecdóticos es que, algunos padres de familia encubriendo un tanto la inasistencia de sus hijos a la Escuela, y dando una mínima importancia el aprendizaje, ante la exigencia de la profesora, murmuraban, "porque tanto interés de la profesora que mi hijo vaya a la Escuela. Si mi hijo estudia o no, igual me dirá salud", (refiriéndose a la costumbre de las bebidas alcohólicas). La profesora en sus reuniones de aAPAFA les explicaba: "Los chicos van a crecer, si no asiste a la Escuela, cómo va a leer siquiera un periódico, como va a defenderse de un juicio algún día va a ser autoridad", razonamientos muy reales.

SE TRASLADO A VILLA EL SALVADOR…
Desde su tierra natal, luego de sus 23 años de labor proficua se trasladó a la Escuela de Villa El Salvador, allí trabajó los siete años siguientes demostrando su experiencia y ganándose el aprecio de los padres de familia que no aceptaban que se retirara en su derecho como cesante. En esos años trabajó también paralelamente como lideresa e integrante de la institución azangarina en Lima, habiendo logrado juntos con sus conciudadanos residentes la ejecución de importantes obras de bienestar para su sede institucional y para el progreso de su distrito de Azángaro.
Esta es la fructífera trayectoria que desarrolló en vida la profesora Fausta Armas y los que te hemos conocido de cerca o compartimos momentos de júbilo, superando el pesar y la nostalgia, parafraseando aquella célebre frase sólo te decimos: "MAESTRA Fausta, Dios recogerá tu alma; la tierra, tu cuerpo; la juventud, tu ejemplo; y tu nombre, la posteridad".

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