07 agosto 2008

APROBAR O DESAPROBAR AL ALUMNO...
Autor: José Luis De La Cruz Aréstegui

Cuando se llega al final del año escolar, y algún niño no ha podido comprender el trabajo académico requerido, se podría tener que llegar a una decisión difícil de tomar: ¿Debería el niño repetir el año, o se le debería promover para los beneficios sociales?. Si usted es padre o guardián que tiene miedo de esa decisión, las investigaciones recientes podrían alumbrar la situación para saber qué decisión tomar. Es una decisión que se debe tomar con mucho cuidado, teniendo como el corazón de la decisión, mucha reflexión, bastante información y los mejores intereses para el niño.
Recientes investigaciones confirman que "el reprobar" al niño (ahora se le llama "retención") era algo común en las escuelas públicas de estados Unidos a principios de este siglo (hay que reconocer que también en nuestra provincia). En ese tiempo, como un 20 por ciento de los niños eran reprobados.
La presión social, el avanzar al niño aún cuando no cumpliera con todas las competencias académicas mínimas, se volvió algo prevaleciente cuando los psicólogos y educadores vieron que la retención estaba produciendo efectos psicológicos y sociales negativos para el niño reprobado. Ahora, con el movimiento de estándares académicos más altos, la promoción social y la retención en el mismo grado se encuentran bajo análisis. Algunas escuelas procuran evitar ambas situaciones.
Hoy en día, casi todos están de acuerdo en que los estándares académicos deben ser altos. Algunas escuelas están exigiendo normas difíciles para aprobal al alumno. Nos damos cuenta que hay mayor exigencia que comienza en los mismos docentes incluyendo al padre de familia. Muchos maestros y mucha gente creen que podría haber beneficios en la retención de los niños en el mismo grado, porque los niños maduran, alcanzan a aprender lo que no habían aprendido, y mejoran en sus conocimientos. Pero hay que tener cuidado: el repetir el mismo año con el mismo currículo y con la misma presentación podría en último caso producir desilusiones.
Los conocimientos del maestro son el factor más determinante en el desempeño del estudiante. Con la investigación reciente, muchos educadores ahora creen que la retención causa más daño que el provecho que se le achaca.
Hay ideas centrales que estas investigaciones da como conclusión, lo que es bueno tener en cuenta por padres y profesores, sobre todo en nuestra provincia en la que lamentablemente el padre de familia, algunos, se desentienden de la labor educativa de sus hijos:
a).- Los estudiantes que son promovidos en lugar de ser retenidos tienden a aprender más al siguiente año que los estudiantes de la misma capacidad que no fueron promovidos;
b).- La retención no aumenta la disposición del aprendizaje en la mayoría de los estudiantes;
c).- Los logros en el segundo año que se haya repetido se borran con el tiempo;
d).- Entre más años se retienen a los estudiantes, más fuertes son los chances de que esos niños con el tiempo abandonen por completo la escuela.
La decisión de promover o retener a los niños se debe enfocar en los beneficios para los niños que necesitan adquirir los conocimientos necesarios para seguir adelante en la escuela y llegar con el tiempo a graduarse. Si se planea y se lleva a efecto adecuadamente, la retención podría ser la respuesta en algunos casos. La prevención, no la retención, es la mejor respuesta de todas. Gran tarea que incluye no solo al docente sino debería llevarse mancomunadamente con el padre de familia quien debe verificar constantemente el desenvolvimiento cognitivo de su niño. Bajo esta dualidad de funciones se puede mejorar el rendimiento académico del discente.

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