29 enero 2010

En Las Próximas Elecciones Los Pueblos De Cañete Y Yauyos No Deben Tropezar Con La Misma Piedra Humana…
EX ALCALDES NO SON LOS PREDESTINADOS DE DIOS PARA VOLVER A LAS ALCALDIAS POR APETITO POLITICO Y LUCRO…

Escribe: Cleto Aguado Gutiérrez

Nadie le niega a nadie la plenitud de la libertad democrática, aspiraciones y militancia política amparada en la Carta Magna, lo que se quiere hacer entender, es que los ciudadanos que ya desempeñaron el cargo de Alcalde, por votación honesta, o votos pagados o apoyado por supuestos sufragantes «golondrinos», ya tuvieron su oportunidad. Estos cargos públicos, cumplidos con eficiencia o rechazo y denuncias penales, se demuestran en su oportunidad por una sola vez; porque para aferrarse a dicho cargo, no es una profesión, tampoco nadie estudió para ser Alcalde o Regidor, ya qaue todo lo que debe hacer y lo que no debe hacer está señalado en la Ley Orgánica Municipal, el que trasgrede dicha norma a sabiendas es el impulso lucrativo del Alcalde y la nula fiscalización o colusión convenida para delinquir, lo que con justa razón exacerba al pueblo y termina en el banquillo judicial de los acusados. Por eso, con mucha certeza el desaparecido escritor y catedrático de La Cantuta, Washington Delgado decía: «Cierta decencia es necesaria aún entre las bestias»; así como también, ahora Santo Josemaría Escrivá recomendaba: «Pórtate bien ahora, sin acordarte de ayer que ya pasó, y sin preocuparte de mañana que no sabes si llegará para ti».

DEMUESTRAN QUE EL AMOR NO ES AL CHANCHO, SINO A LOS CHICHARRONES…
En todas partes, en estas últimas semanas ya se ven muchas pintas de candidatos y una avalancha de nombres aspirantes a las Alcaldías Distritales y Provinciales, candidatos para ser Consejeros y Presidentes Regionales; pero lo curioso es que muchos de ellos con toda desfachatez y ni siquiera el mínimo rubor, son los mismos de siempre, es decir ex Alcaldes, ex Regidores, y otros actualmente desempeñan dichos cargos y se aventuran por la reelección, pese a no haber realizado obras públicas de impacto y a satisfacción del pueblo. Otro aspecto notorio es que, muchos de estos candidatos en muchos casos no son moradores, trabajadores ni dueños de propiedades en la localidad que pretenden representar, inclusive señalan como domicilio la vivienda ajena o de algún pariente; es decir, el propósito es capturar el poder municipal o regional, cuando en realidad su centro de trabajo y residencia es en la costa, Lima, Cañete, Chincha, incluso algunos en la región central del país y otros en la selva, lo que implica que ante su fracaso en el lugar de su residencia se vuelven a su terruño sólo por la temporada electoral sorprendiendo y ofreciendo lo que no va a cumplir, como tantos otros hicieron en períodos anteriores.

CASI TODOS LOS ALCALDES TIENEN DENUNCIA PENAL, PERO QUEDAN IMPUNES…
Si los Alcaldes trabajaran con honradez, transparencia y dedicación junto a sus comunidades, conforme pregonan en las campañas eleccionarias y cumplirían a cabalidad los dispositivos de la Ley Orgánica Municipal, nadie se atrevería a denunciarlos penalmente. Pero, sus extralimitaciones, abusos de arrogancia, ausentismo, falta de cabildos públicos y la alergia al balance económico de las inversiones, originan la reacción adversa del pueblo que formulan sus denuncias penales en los Juzgados de Yauyos y Cañete –como son de dominio público-, sin embargo, los benevolentes y caritativos magistrados de la Corte Superior de Justicia de Cañete les otorgan impunidad. Por eso, para superar y cambiar este atropello de Alcaldes ya gastados políticamente y conocido sus maniobras y manipulaciones dolosas nos obligan a implantar una innovación radical con candidatos jóvenes o con los que nunca ocuparon dichos cargos, pues lo pasado y sus actores quedan en el pasado para dar paso a nuevos rostros y nuevas acciones vigorizantes para el mejor porvenir de los pueblos. «No es digno de mandar a otros hombres, aquel que no es mejor que ellos en honestidad, laboriosidad y moralidad», de esta manera, «la fauna política vernácular actual debe pasar a la historia por su caparazón de impermeabilidad a la moral, la ética y los valores».

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