08 marzo 2011

EL VERDADERO DIA DE LA MUJER... TODAVIA NO HA LLEGADO

Escribe: Paola Francia Apaza

Celebramos el Día Internacional de la Mujer por algo que ocurrió hace ya más de ocho décadas.
La propuesta del 8 de Marzo como fecha oficial la hizo en 1910 la alemana Clara Zetkin, integrante del Sindicato Internacional de Obreras de la Confección, durante el Congreso Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, Dinamarca.
Con ello se quiso honrar la memoria de un grupo de valientes mujeres que ocuparon en 1857 la fábrica textil donde trabajaban en la ciudad de Nueva York, exigiendo igualdad de salarios y una jornada de 10 horas de trabajo. Los dueños como respuesta de negativa a aquella reclamación provocaron un incendio en la planta ocupada, con lo que murieron las 129 obreras.
Esa es la historia, la de mujeres que dieron la vida para que se les respetara el derecho y la igualdad ante el mundo laboral.
Es una triste historia, pero es muy importante que no seamos indiferentes ante tan cruel acontecimiento, ese día quedó marcado para siempre en la memoria de estas y las próximas generaciones.
Quisiera aprovechar esta ocasión tan especial para traerles unas reflexiones que me hago con motivo del día de la mujer. Me gustaría que cada persona que lea esta página sepa por qué hay un día especial para nosotras las mujeres, y escribiendo de ello me vienen a la mente muchas interrogantes:

¿Cómo puede ser el día de la mujer si…?
Cada 3 minutos una mujer muere en manos de su pareja.
Al menos una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido maltrato, abusos o agresión sexual a lo largo de su vida.
Si aún hoy en pleno siglo XXI cada día somos testigos del horror que vive alguna mujer en algún lugar del mundo, ¿qué tenemos que celebrar?
Cuando los gobiernos, los tribunales y la sociedad pongan un alto a esta lacra que viven nuestras mujeres, sabremos que aquel fatídico día las obreras de aquella fábrica incendiada con ellas dentro no murieron en vano.
Hoy en día queda mucho por decir al respecto, muchas veces leo que el día de la mujer debería ser todos los días… ¿pero hacemos algo para que esto sea así? ¿Acaso no somos nosotras mismas las más críticas con nuestro propio género?
Siempre que una mujer sobresale ante otra, nos corroemos de envidia y actuamos mal contra ella y decimos cosas feas acerca de ella, pues ha logrado cosas que nosotras aún no logramos.
Cuando las mujeres por nosotras mismas comencemos a defendernos, a luchar hasta quedar exhaustas para que ninguna mujer muera en manos de los hombres, cuando nos igualen en derechos y oportunidades, será el día que podamos celebrar verdaderamente el día de la mujer.
Hoy por hoy el Día de la Mujer se ha convertido en una fecha especial para decir cosas bonitas acerca de nosotras, una fecha de ambiente festivo en la que celebramos ser mujeres. Pero el verdadero día de la mujer, desde mi punto de vista aún no ha llegado; cuando las autoridades tomen conciencia que una mujer no es cualquier cosa, que una mujer es creadora de vidas, cuando a una mujer se le dé un trabajo de primera, no sobras… entonces estaremos hablando de algo que podamos celebrar.
Mientras haya mujeres que mueren violentamente y que sufren la desigualdad, no será nuestro tiempo… aún falta mucho. Porque una mujer no es algo como un objeto, es increíblemente maravillosa, es un ser que Dios ha puesto en la tierra para repartir amor sin pedir nada a cambio, una mujer es una madre, quizás una de aquellas madres cuyos hijos en el tribunal llegan a dictar cortas sentencias a quien pone fin a los días de una mujer.
Una mujer no es cualquier cosa, tenga la edad que tenga, o el estatus que sea, la mujer siempre merece todo el respeto del mundo por el sólo hecho de ser mujer.
Esta reflexión refleja mi propio pensamiento, entiendo que no todos lo compartan conmigo, pero muchas veces es necesario ser más verdaderas que zalameras. No digamos que hoy es día de fiesta porque nos regalan una rosa que “simbólicamente” se asemeja a nosotras. No estoy de acuerdo: por cada rosa que se recibe también se hace una visita al cementerio con un ramo de rosas, de esas mismas rosas que están en los escritorios de las secretarias porque tienen un jefe “maravilloso” que se las regaló por ser nuestro día. Una rosa igual está destinada a la mujer que murió violentamente en manos de un hombre.
Ya es hora de plantar cara y defender a nuestro género, cada vez que recibas un regalo no pasará un minuto en algún del mundo en el que no se ha matado a otra, o ha sido despedida de sus trabajo “por necesidades de la empresa”. Si se dan cuenta, con hechos comprobados, de cada 10 despidos 7 son mujeres; claro está, son más conflictivas a la hora de trabajar pues ellas tienen los hijos de aquellos mismos que nos despiden, por lo que nuestras horas de trabajo son menos “eficientes” que el resto.
Cuando necesitan una mujer para determinado trabajo, ¿qué es lo que se le pregunta? “¿Tienes hijos?”, “¿Planeas tener hijos?”, “¿Tendrás problemas para quedarte fuera del horario si la empresa lo necesita?” ¡A que te suena esto! Claro, porque cada día entran más mujeres al campo laboral, pero también es muy difícil que las reciban, más aun si está en edad de reproducir vidas.
En este Día de la Mujer quería escribir, no sobre lo maravilloso de esta fecha, sino invitando a la reflexión con la esperanza de que tomen cartas en el asunto. Nadie, ninguna mujer debe ser ignorada, ninguna mujer debe ser sometida a interrogatorios para un trabajo, debemos demostrar que en cualquier trabajo que nos pongan seremos muy capaces de hacerlo y en forma muy profesional; aunque seas una ama de casa se te debe respetar, es mejor que te digan lo valiosa que eres como mujer, a recibir una flor por un día.
Somos mujeres, valientes, decididas, inteligentes… no somos floreros; somos madres, esposas e hijas, exijamos el derecho de ser tratadas con igualdad y respeto. Cuando ese día lo sienta yo en mi corazón, les diré que “sí, hoy 8 de marzo es nuestro día”… habremos ganado vidas, habremos ganado un lugar importante en la sociedad y no papeles secundarios.
Les invito a reflexionar sobre esto, y a agradecer el hecho de que somos mujeres que piensan y que nadie nos gana tan fácilmente. Somos capaces, y mucho más de lo que muchas piensan, debemos seguir luchando por los derechos de igualdad y porque se instauren leyes que regulen los asesinatos de las tantas mujeres que suceden a diario, porque si no lo hacemos esas obreras que murieron por los derechos y quemadas por sus propios jefes habrán sido en vano.
Mientras haya mujeres que mueren violentamente y que sufren la desigualdad, no será nuestro tiempo…
Ya es hora de plantar cara y defender a nuestro género.

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