27 diciembre 2011

IMPERIAL CENTENARIO EN LA ANARQUÍA MUNICIPAL Y DESALENTADOR PORVENIR EN LA INCERTIDUMBRE

Escribe: Cleto Aguado Gutiérrez

Tal vez resulta paradójico que, en momentos en que todavía se siente el eco festivo de la Navidad y se aproxima el inicio del nuevo año 2012, se tenga que tocar hechos que bordean ribetes delictivos protagonizados por ciertos regidores, funcionarios y trabajadores de la municipalidad de Imperial consistente en pagos con recibos fraudulentos y a supuestos trabajadores, con o sin conocimiento del alcalde. Pero, para emitir una opinión al respecto no es necesario ser agorero o erudito, sino señalar reflexivamente las cosas en su oportunidad.

En la actualidad, Imperial con sus 102 años de jerarquía y trayectoria distrital no debería estar al borde del abismo y todo el área urbano casi en abandono en cuanto a su limpieza y ordenamiento público por la incapacidad y pillaje de sus recursos por sucesivos alcaldes, que a pesar de recibir millones de soles de FOCOMUN maneja la aspiración del pueblo de frustración en frustración lo que se llama anarquía municipal, actitud negativa a la que también contribuyen sus Gerentes y Asesores internos y externos. Las evidencias irrefutables reflejan que no practican la voluntad ni virtudes en bien común, sino como trampolín de componendas y acomodos para el usufructo personal incurriendo en un desafiante y mal uso de la función pública. Cuando la ciudadanía reclama con derecho, sólo se limita a leer o difundir algunas cifras amañadas y sin respaldo documentario a sabiendas que, «las estadísticas y los números son como la ropa de baño de la mujer. Enseñan lo que quieren enseñar, pero no nos deja ver lo que queremos».

En la municipalidad de Imperial hay tantos «trabajadores» hacinados en su interior y la mayoría gente convocada por el alcalde en virtud del mal llamado «Personal de Confianza» o «Cargo de Confianza», que en la práctica cumplen labor de complicidad o entorpecimiento, pues el que trabaja con honradez y transparencia necesita un supervisor estricto y no complicidad que allana el camino ilícito en agravio del municipio y del pueblo. Ahora, por ironía de las circunstancias esos mismos «personajes de confianza» estarían cavando el hoyo contra el alcalde, quien parece no entender las enseñanzas de los dichos populares: «cría cuervos y te sacarán los ojos», «Dime con quien andas y te diré quien eres», lo mismo que «los aduladores se parecen a los amigos, como los lobos a los perros» y al final «, cuando un barco se hunde, las ratas pequeñas son los primeros en abandonar». También no hay que olvidar que «el que no sabe gobernar, es siempre usurpador» y «cuando los que mandan pierden la vergüenza de sus actos ilícitos, los que obedecen pierden el respeto», entonces se desata el descontento colectivo y el pueblo soberano tiene la facultad para decidir el camino de la VACANCIA del cargo, pues ante una clamorosa situación no le falta razones cuando afirma que «las autoridades, no son más que lobos con pellejo de cordero, porque sus mezquinos intereses personales valen más que la vida de un pueblo».

Una frase bíblica dice «El árbol conoceréis por su fruto» y al parodiar esta verdad sintetizamos que el árbol municipal retoñó algunas ramas retorcidas pero abundante follaje inservible que apenas cuenta con algunos frutos prematuros de sabor muy desagradables, producto que no aceptan ni la propia familia del municipio y lo rechaza la colectividad imperialina; por lo que, debería trasladarse al Poder Judicial para conocimiento y análisis de los técnicos y si arroja sanción penal, que los envíen para saciar la voracidad de los inquilinos de Cantera. Felizmente, en el municipio de Imperial, «no están todos los que deberían estar, ni son todos los que están»; pero «el buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su pueblo un poder que con el engaño, la mentira y el favoritismo pretenden hacerse superior a las leyes»; así como los desleales y traidores saben que, «para destruir un pueblo mediante la maldita corrupción de sus autoridades municipales, es necesario dos cosas: 1) Funcionarios y autoridades ambiciosos y sinvergüenzas, 2) Un pueblo despreocupado, insensible y desunido ante su propia desgracia».

Al respecto del reciente problema municipal de Imperial, el alcalde a sólo un año de su gestión tiene que actuar con la máxima severidad y demostrar el principio de autoridad, capacidad y solvencia moral contra los responsables, en caso de mostrar complaciente pasividad significaría un presunto encubrimiento o vergonzante timidez por desviar o evitar las expresiones de réplica de algunos implicados en el tema. Por otra parte, la dilación o el silencio forzado también tienen sus razones. Esperemos qué ocurre.

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