07 junio 2012

ANALISIS SOBRE LA VIOLENCIA FAMILIAR Y SEXUAL EN LA PROVINCIA DE CAÑETE

Es basto el número de formas en que suelen presentarse la violencia familiar en nuestro país, violencia que no respeta sexo ni edad. Estadísticamente, centrándonos en nuestra provincia cañetana, en el presente mes de Mayo el Centro Emergencia Mujer, ha atendido 27 casos nuevos y 231 casos continuadores, el cual hace un total 258 personas que acudieron al CEM.
Las victimas en un 78% suelen ser mujeres y un 22% hombres, teniendo en cuenta el grupo de edad el 52 % son adultos (18-59 años), el 37% niños y adolescentes (0-17 años) y un 11% suelen ser adulto mayores (60 a + años). El riesgo de las victimas en un 59% son severos, un 30% moderados y un 11% leves, las cuales se han intervenido de acuerdo a la urgencia y gravedad del caso. Las victimas que acuden al CEM en un 55% sufren violencia psicológica, un 30% violencia física y un 15% violencia sexual. Los agresores un gran porcentaje suelen estar sobrios y están vinculados directamente con la victima pues suelen ser esposos, convivientes, padres, hermanos, hijos y entre otro miembros colaterales que habitan en el mismo hogar. Por tanto, es necesario tener en cuenta, que las cifras antes mencionadas no reflejan la realidad por cuanto la violencia familiar es un problema que generalmente es invisibilizado por la víctima. Si bien es cierto, antiguamente la violencia familiar se consideraba como un asunto privado; confinado a los muros de la casa y se consideraba que ni la sociedad, ni mucho menos el Estado, debían inmiscuirse en estas amargas realidades, pues pertenecían a la vida íntima de la familia; sin embargo, se trata de una lesión de derechos humanos y es de salud pública la defensa de la integridad de la persona. Tener en cuenta que con los registros estadísticos el Estado toma medidas y desarrolla políticas para prevenir, sancionar y erradicar la violencia familiar.
No hay ninguna duda de que debemos trabajar mucho más para mantener a nuestras familias sanas y salvas, pues la familia, cuya función es la de proporcionar a sus miembros protección, compañía, seguridad, amor y apoyo emocional tan necesario para un desarrollo saludable, se ve seriamente lesionada cuando se instaura el abuso, la violencia y el maltrato como sistema de relación entre sus miembros.
Para prevenir el irrespeto y la disolución de las familias e intentar resolver el problema de la violencia familiar es necesario hacer énfasis en los derechos de los niños y en las responsabilidades de los padres hacia sus hijos y que se promueva un cambio fundamental de los valores sociales y las prioridades públicas que puedan aliviar las condiciones de pobreza, desempleo, vivienda inadecuada y problemas de salud de la gran mayoría de familias.
Es necesario que se eduque y se promueva la transmisión de valores de mutua tolerancia, autoestima, comprensión, solución pacífica de conflictos y  preparación para la vida familiar con derechos y obligaciones domésticas compartidas entre hombres y mujeres y, en general, igualdad de oportunidades entre los géneros.

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