07 julio 2012

LA CIENCIA... LLAVE DE ACCESO A LA REALIDAD

Escribe: P. Arnaldo Alvarado - arnaldo.alvar@gmail.com - Jr. Unanue 300

Hay una realidad que sorprende más y más: la ciencia, el desarrollo y logro científico. Hay ciencias tanto problemas existen.
El hombre mismo se sorprende de aquello que ha construido con la inteligencia. Todos somos beneficiados de la ciencia; pues, vivimos rodeados de la ciencia.
Por la ciencia podemos conocer desde aquello que no nos imaginamos cómo están, hasta el entendernos mejor a nosotros mismos.
Los esfuerzos han sido infatigables en todos los tiempos y no podemos imaginarnos todo lo que se ha hecho para llegar a este punto. Pues sólo los hombres pueden hacer ciencia, porque tenemos la inteligencia como un don para hacer ciencia.

LA CIENCIA NACE EN LA CUNA DE LA FILOSOFIA
La ciencia nació en Grecia entre los siglos VII y VI a.C. Pero alcanzó su esplendor en los siglos V y IV a.C. Precisamente porque se descubrió la razón y por ésta se explicó el universo.
De este modo se distingue del saber religioso mitológico, de la experiencia o saber ordinario y la opinión.
La ciencia nace en la cuna de la filosofía; ya que el hombre se sorprende de lo que ocurre en el cosmos.
Ante esto el hombre intenta conocerlo cómo es en su naturaleza y explicarlo en consecuencia; pero también intenta controlarlo o predecir. Pues estas son las finalidades de la ciencia. Al menos así nació y se desarrolló a lo largo de la historia.

LA CIENCIA... UN CONOCIMIENTO CIERTO Y DEMOSTRADO
Hay muchas ciencias. Aristóteles definió la ciencia como un conocimiento cierto y demostrado. Aún esta definición está vigente. Es un conocimiento profundo. Ya no es una opinión, ni mucho menos un conocimiento experiencial, sino es un conocimiento por sus causas. Pero tal conocimiento debe ser necesario y universal; de igual forma ordenado y metódico, demostrable y enseñable. Y se puede estudiar todo. Ahora hablaremos más de las ciencias experimenales.
Es verdad que la ciencia alcanzó un gran desarrollo en la época moderna, en el siglo XVII. Pero la ciencia moderna no se puede entender sin la época anterior. De tal modo que no se puede decir que todo aquello que la precedió no sirvió de nada. Sería una injusticia semejante afirmación y faltaríamos a la verdad. Por ejemplo la mecánica de Newton aportó mucho en su tiempo, pero perdió validez ante las nuevas teorías científicas del siglo XX, como es la teoría de la relatividad de Albert Einstein o la física cuántica Max Planck; pero no por eso se puede menospreciar la ciencia hecha por Newton.
Todo conocimiento científico es real. Popper decía que la ciencia no puede afirmar que conoce verdaderamente, sino sólo conjeturar cómo es la realidad. Esta actitud escéptica implicaría refutar el método anterior y proponer otro. Es verdad que siempre todo aporte está abierta a profundización y perfeccionamiento. Pero aquello que se conoce hasta el momento es un conocimiento verdadero. Pues la ciencia ofrece verdades parciales. Sería imposible conocer todas las cosas de modo inmediato.

LA CIENCIA CONOCE PARCIALMENTE LA REALIDAD
Las ciencias conocen y explican aspectos concretos y parciales de la realidad. Debemos aceptar esta afirmación, ellas conocen sólo algunos aspectos. Pero necesita de las demás para enriquecerse, la interdisciplinariedad. Hacer ciencia de modo fragmentario o aislado sería una utopía, necesitamos de los otros aportes. Claro está que cada ciencia tiene sus métodos y objetivos propios. No podemos confundir la parte con el todo. A los científicos se les pedirá cosas que siempre estén en su campo de estudio, de tal modo que todo aquello que no está en su actividad científica no le pertenece afirmarlo o negarlo. Aquí simplemente se evoca a la honestidad; esto es, de remitir el caso a quien debe dar respuestas a la cuestión. Por tanto, es un error pensar que la ciencia lo es todo y lo explica todo. Y mucho menos que sea la última palabra. Pero aquello que nos dice de su propio campo eso sí que conviene prestarle atención.
En la historia han surgidos leyendas negras, por ejemplo, el caso Galileo, la inquisición, etc. Estas apreciaciones pueden surgir por dos motivos: primero, porque no se conoce bien lo que se afirma; esta es la ignorancia o confusión metodológica; segundo, por intereses personales de ideas o métodos que se quiere imponer. Pero un estudio detallado, libre de prejuicio y serio dicen lo contrario. Así, debemos recordar que Galileo jamás estuvo en una cárcel, ni sufrió castigos crueles, ni murió torturado como afirman opiniones superficiales. ¡No! La verdad es otra. Todavía se construyen muchas leyendas y se deja correr a la fantaciencia. En el peor de los casos ocurre juzgar los hechos del pasado con parámetros actuales. Olvidamos el contexto científico.
Por otra parte hay que reconocer que la ciencia moderna nació en ámbitos cristianos y por científicos cristianos. La Iglesia siempre auspició el desarrollo científico. Ella –la Iglesia- tiene como misión anunciar el reino de Dios, pero no se desentiende de lo humano, busca lo mejor para el hombre. Ciencia y fe guardan estrecha colaboración, pero se distinguen en sus métodos. La fe orienta el quehacer científico, cuyo proceder sea justo y busque estar al servicio del hombre. Jamás la Iglesia se opone al desarrollo científico.

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