26 junio 2007

"LINDOS RECUERDOS DE ANTAÑO QUE MI CORAZON EVOCA"...
Escribe: Antonio Ruíz Tovar - Primavera en Wisconsin USA.

En una conversación telefónica que tuve, hace días, con Jorge Gonzales Prada, exquisito y efusivo amigo, fui informado que el Centro Musical que presidió por varios años JUAN GIRIBALDI, iba a celebrar un aniversario más, y que allí estaría,"de todas maneras".
Le solicité que hiciese llegar a la actual directiva, y a los integrantes del Centro, mi saludo y felicitación por esa celebración. Estimo que cumplió el pedido. Con él también hablé cosas del pueblo
Cuando nos despedimos, me senté en la parte exterior de la casa donde vivo y me remonté al pasado.
Fue así que me ví en mi antiguo barrio "El Paso", donde él sigue viviendo, y yo también, pero en puros y sentidos recuerdos.
Repasé la conversación y ví llegar hasta mi presente la hermosa pareja que conformaba su madrecita, doña Luzmila Prada con Don Julio Gonzales, siempre caminando del brazo de su amado esposo, del popular "Diablito"
Y, a Don Julio con su bolsa conteniendo la lonchera cuando antes de las 6 de la mañana acudía presto y serio a su centro de trabajo. Yo era un chiquiñuelo y siempre lo saludaba con respeto, y él, respondiendo con su habitual sonrisa fresca.
Yo lo admiraba, pues gozaba de tan prístina reputación en el viejo barrio; no fumaba, no tomaba alcohol, mejor dicho no "chupaba" a diferencia de otros vecinos que se tiraban sus pequeñas o buenas trancas en los "huecos" que allí, en el barrio existía y que no necesitaban nombres para atraer, sabatinamente, a sus fieles y habituales clientes.
Don Julio, era un deportista a carta cabal. Con su pequeña estatura. pero con una fortaleza combinada por la etnia del que si no tiene de inga, tiene de mandinga creció amando a su Sport Boys, cuando joven, para luego cimentar su amor al fútbol en su eterno equipo rojo "INDEPENDIENTE". Qué entrega al deporte!
En los días en que este equipo jugaba, reemplazaba la lonchera con la hermosa carga donde llevaba las camisetas y la utilería deportiva hecho que lo llenaba de gozo. Lo recuerdo junto a "Mañuco" Lock, su entrañable amigo, persona esta que oficiaba de Mecenas, sustentando los gastos del equipo, incluso encargándose de las propinas de quienes por estudiar en Lima tenían que viajar hasta Cañete para conformar el once.
Algunas veces tuve acceso al camerino donde el equipo rojo se vestía con la glorioso e histórico atuendo de seda, cual CHIROTES del balón. Qué respeto a su camiseta. Cogía sus pertenencias con simbolismo, y en una conducta casi ceremoniosa se ponía las medias, y la vestimenta en general... ¡ IMPECABLE ! Don Julito.
Su ingreso al campo lo era también, pues su correr era firme, preciso, con un doblar de rodillas y un golpetear el grass, que le afirmaban las ataduras de sus "chimpunes"... ¿Y de su ética deportiva? ¡ Qué pregunta!
Que jugaba bien? Ni hablar; jugaba con arte y con estilo; con bravura de macho importándole ganar al contendor.
Coger la pelota era su objetivo, y lo hacía con lujo, fuerza y valentía. Su historial, no contiene expulsiones, tarjetas amarillas ni mucho menos pifias desde las galerías. En el campo su sencillez, era reemplazada por un amor propio, que ahora lo puedo comparar con la de Guillermo Delgado, Héctor Chumpitaz, José Fernández y la de aquél jugador del RizoPatrón que hizo historia con su fuerza en la patada, también ejemplar como Don Julio...
Allí, en la parte exterior de mi vivienda, dije, voy a recordar a Don Julio Gonzales para que quienes me lean vean que cuando se juega no sólo hay que sudar la camiseta con honor y dignidad, sin vendimia, sino con ética deportiva como hoy lo exige el jefe de la página deportiva de AL DIA CON MATICES. Dije, voy a dedicarle algunas líneas a quien en el pueblo se destacó no sólo por sus virtudes deportivas sino también por su ejemplar conducta de esposo y padre, y buen vecino. A esto me llevó la conversación con Jorgito, mi recordado inquieto ex alumno.
Y así lo hice.
Este pasaje recordatorio, lo complementé con algo que ya no suelo hacer. Me ví disfrutando del gozo criollo del mundo que viví en el Centro Musical; de las veces en que mis amigos músicos y cantantes tuvieron que aguantarme cuando se me metía cantar " ayer tarde me he mirado en el espejo, pues sentía por mi faz curiosidad; y el espejo al retratar mi cuerpo entero, me ha mostrado dolorosa realidad... Ya estoy viejo, tengo arrugas en mi frente, mis pupilas tienen un débil mirar, y mis labios temblorosos y arrugados, saboreando están los besos que ayer dieron y hoy no dan..."
Una lluvia torrencial, los rayos y truenos me hicieron dar fin a ese soliloquio con mis recuerdos. Subí a mi ambiente de estudio y cogí mi computadora.
Observé que mi amigo Gerardo Rehuel Sánchez, quien vive en Miami, como todos los meses, me había enviado su revista virtual ( www.Perumagiayencanto.com). Y REVISANDOLA, ví que en su larga lista de canciones peruanas estaba incluido CIMARRONES mi landó festejo.
Sí, ese festejo que nunca lo escuché en la peña.
Armé mi propia peña en mi casa y recordando con afecto y respeto a los hermanos Carrillo, Morales Charún, a Juancho Giribaldi, Antuco López, Lucho Villavicencio, Dr. Juan Soriano, al negro Morales a su hermano Miguel, Víctor Hugo Cárdenas, a Jorge y Manuel Gonzalez Prada, John Mijulovich, los hermanos Murga entre una larga lista de cañetanos criollazos, me puse a escuchar toda la selección que guarda esa página de Gerardo, y también la de elboletíndenewyork, donde también se encuentra plasmado mi canción que honra a los negros libertarios.
Escuché El Plebeyo, en la voz de Pedro Infante, y de Los Panchos, quien creyera., Ojos Azules, Cuando llora mi guitarra, Cuando habla el corazón,(de Luis Abelardo Núñez), Rosa Te, El Cóndor Pasa en las voces de Jean Vincent, y Plácido Domingo y muchas páginas más; y desde luego, mi hermoso CIMARRONES. Me dí una golosinada musical sin ser el 31 de Octubre, sentado, imaginariamente en una de las sillas de las que muchas veces usé disfrutando del arte criollo allá a mi recordado y amado pueblo, cuando la jarana la organizaba el CENTRO MUSICAL CAÑETE, y saboreando la rica leche de soya en un enorme vaso de cristal.
Miraba las fotos donde con mi esposa Norma estamos con las cinco mas grandes de la canción criolla, con Caitro Soto de la Colina, con Abelardo Núñez y el popular "pajarito"Custodio.
Al final, aparecieron las figuras de mis suegros Don Luis Gárate García y doña Hormecinda, quienes también tuvieron la dicha de saborear ese calor cañetano en el Centro, un día cuya fecha no recuerdo; sí, la figura de mi suegro, otrora integrante de los Trovadores del Norte, quien alguna vez pretendió enseñarme a tocar guitarra, sin que pudiera conseguirlo, a mí, que sólo aprendí a amar y a respetar lo nuestro.
Hoy, después de tantos años no sé si aquélla guitarra que obsequié a un alto miembro del Centro Musical se guarde o se haya tirado a la basura, pero ese obsequio fue mi mejor testimonio de querer que lo criollo permanezca en los barrios cañetanos y desde allí se siga rindiendo homenajes a FELIPE PINGLO, Chabuca Granda, a los Embajadores Criollos, a Los Chamas, al Zambo Cavero, a Pepe Villalobos y a tantos más. La noticia que me dio Jorge Gonzalez Prada parece que resume la inquietud de esa creación que dice: Te prometí un vals, que no fuera un vals cualquiera, que rodara por las peñas....Si porque intuyo que hay nuevas voces, nuevas guitarras, nuevas creaciones, en el corazón de ese hermoso Centro Musical, al que no sé si algún día volveré a visitar.

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