EL DIA DEL PADRE...
Llámenlo justicia divina o equilibrio cósmico. Lo cierto es que el Día del Padre empieza ser una celebración tan emocionante como el Día de la Madre. Tal vez porque con el correr de los años el hombre se ha animado a pasar más tiempo en un espacio que por siglos fue territorio casi exclusivo de las mamás: la familia.
Somos como los polos que venden por las calles para ilustrar el fanatismo por algún club de fútbol: 50% de nuestro padre y 50% de nuestra madre. Pero en ocasiones relegamos al viejo a un segundo lugar para concentrarnos en la mujer de la casa que siempre nos arropa cuando enfermamos o nos brinda una mirada de cariño cuando la necesitamos.
¿Es justo eso? Cierto es que muchos papás no pasan mucho tiempo con sus hijos porque, en el mejor de los casos, permanecen ocho horas al día encerrados en una oficina realizando un trabajo sin el cual la estabilidad económica de la familia se vendría abajo. Pero las cosas han cambiado drásticamente, a tal punto que padres y madres comparten no solo la responsabilidad del trabajo sino, sobre todo, la alegría de educar y ver crecer a sus hijos.
Es que los padres, más que las madres, albergan un deseo especial: criar a sus hijos a su imagen y semejanza, de tal modo que en el corto plazo se conviertan en una versión chiquita de lo que ellos son. Porque los papás nunca dejaron de ser niños. ¿Lo dudan? Ejemplos saltan a la vista. Si el padre es un rockero consumado los niños tendrán su dosis diaria de Cerelac y Rolling Stones. ¿Acaso es fanático del Barcelona F.C.? Sin duda los fines de semana se sentará con sus hijos para ver las hazañas de Ronaldinho y gritar los goles de la azulgrana.¿Es un amante perpetuo de las películas y de la literatura? Comprará historias de hipopótamos, asumirá las voces de los personajes de El señor de los anillos e hinchará el pecho cuando sus hijos se emocionen al apagarse las luces en una sala de cine.
Asumámoslo y digámoslo de una buena vez: el padre es un fanático de sus hijos y los hijos, generalmente, son fanáticos de su padre. Y en muchas ocasiones quien pone freno a las travesuras es la mamá. Pero no a las travesuras de los más pequeños, sino a las que comete el padre diablillo en franca complicidad con sus hijos.
Sin embargo, todas las historias no son alegres. En algunos rincones de nuestra desigual sociedad el rol del padre es distante y conflictivo, a tal punto que muchas crisis familiares y hechos de violencia doméstica son producidos por el hombre de la casa. Así, el padre se convierte en victimario y figura de miedo, terror e inflexibilidad. Lamentablemente, estos problemas culturales, sociológicos y hasta psicológicos no pueden ser ignorados.
Un Papá como pocos
¿La principal imagen que acude a tu cabeza en el Día del Padre es la del argentino Piero cantando "Viejo, mi querido viejo"? Si es así, preocúpate. Es posible que no te hayas percatado de la lírica dramática que más parece una despedida que un encuentro alegre y regocijante.
En todo caso, la historia del día del padre no empieza con una guitarra. Data de tiempo atrás y se sitúa en los Estados Unidos. William Jackson Smart tenía cinco hijos y una mujer maravillosa. Sin embargo, la historia dio un vuelco trágico cuando su esposa murió mientras daba a luz por sexta vez.
¿Qué hacer en ese momento? Ubiquémonos: estamos a fines del siglo XIX y principios del siglo XX en una sociedad machista que relegaba a las mujeres a los quehaceres domésticos. El señor Smart tomó una férrea decisión: criar solo y sin ayuda a sus seis hijos en una granja ubicada en el estado de Washington.
Años después, Sonora Smart Dodd, de 27 años, escuchó un domingo un sermón sobre el Día de la Madre. De pronto se preguntó: ¿por qué no existía un día así para los padres? En ese momento, la hija de William Jackson Smart inició una campaña para celebrar el Día del Padre el primer domingo de junio, día del cumpleaños de su papá.
Algunos gobernantes pensaron que se trataba de una broma. ¿Festejar el Día del Padre? De ninguna manera. Pero Sonora demostró ser una hija decidida e insistente hasta que logró su cometido. El primer Día del Padre se celebró el 19 de junio de 1910 en Spokane, Washington.
En 1924 el presidente Calvin Coolidge declaró el Día del Padre una celebración nacional en los Estados Unidos. En 1966, el presidente Lyndon Johnson firmó una proclamación presidencial que declaraba el tercer domingo de junio como el Día del Padre en todos los Estados Unidos. A partir de ese momento, la celebración se extendió a todo el mundo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario