16 agosto 2008

A VECES PIENSO QUE….
Estamos viviendo a una gran velocidad y dejamos de lado lo más importante: la familia… ¿UNIDOS?

Lic. Ana María Palomino Cueto

Hace pocos días vi una diapositiva que decía HE MUERTO, y me llamó mucho la atención, decidí leerla. ¿Qué Pasó?...simplemente me quedé impactada. Decía: “Ahora que HE MUERTO, ya no siento dolor, ¿Por qué mi esposa llora?... mi hija menor pregunta por mi y me espera, mi esposa acongojada por el dolor le dice que ya no volveré por que estoy en el cielo, la que tiene cuatro años acaba de entender que es la muerte y llora, no tiene ganas de comer, la mayor de once años, también llora, no acepta mi ausencia, ha bajado en sus notas, se aisla de los demás, no quiere ir a la escuela, no quiere saber nada con nadie.
Mi esposa no comprende por qué sucedió esto, si tanto nos queríamos ¡¿Por qué?!Ella sufre, todos los días. En mi trabajo se habla de mí, pero ya fui reemplazado. ¿Por qué sucedió?... Ah ya, ya recuerdo…los médicos dijeron fue un derrame cerebral, murió por stress ¿a causa de qué?... por que algunas cosas fallaron en el trabajo ¡increíble!.. Ha pasado un año de mi muerte y en la oficina ya no se habla mas de mi, ¿se olvidaron?... no lo sé. En mi casa, el dolor persiste.
Ahora entiendo, solo allí era único e irremplazable, sin embargo me entregué por entero al trabajo y descuidé a mi familia, a mi esposa no le dediqué el tiempo que se merecía, a veces me aturdía con las cosas cotidianas, mis hijas casi no me gozaban. Aunque siempre de ellas tenia una sonrisa, lo brazos abiertos, y sus pequeñas travesuras. No puedo hacer nada, y ahora si siento dolor, además me siento culpable. Volviendo al título, creo que algo de esto nos pasa muchas veces, podremos remediarlo aún? Yo creo que sí.
A veces pienso que a la velocidad en que estamos viviendo vamos a terminar mal. Pensemos que hoy es el último día que nos queda y hagamos las cosas bien, preguntémonos ¿Quién no nos olvidará jamás?... nuestra familia. Solo así entenderemos que es a ellos a quien debemos prodigarles nuestra vida. El trabajo es importante, el dinero también, son puentes de satisfacción de necesidades básicas, y no interruptores en nuestra vida.
El soporte emocional es imprescindible para el equilibrio y estabilidad afectiva de nuestros hijos, de nuestro esposo, de la familia. Busquemos un momento a parte con ellos, reservemos por lo menos un día a la semana para reencontrarnos, para abrazarnos, y vivir con ilusión mágicos momentos. No esperemos lo inevitable, lo irrecuperable. Momentos de tensión hay todos los días por distintos motivos, pero debemos tener el valor de no dejarnos envolver por la situación, muy por el contrario siempre pensemos que a cada problema surgido le sigue una solución, solo hay que buscarla sin desesperación. No olvidemos que los problemas son OPORTUNIDADES para crecer, evalúan nuestra fortaleza y creatividad, para salir victoriosos incluso de las circunstancias más desfavorables. Aún es tiempo, hoy es el último día de tu vida, abraza a tu esposa(o) y dile cuánto la amas, dile que la vida no tendría sentido sin ella (él), que lo primero que acude a tu pensamiento al dejar el trabajo es ella, pídele perdón a quien inconscientemente le hayas hecho daño, abraza a tus hijos, sácalos a pasear, diles que son tu MOTOR Y MOTIVO, para vivir, diles que son tu fuerza y que te disculpen cuando a veces los has rechazado por cansancio o cualquier otro motivo, pero no por falta de amor. Aprende a reír como ellos de las cosas mas sencillas, relájate con ellos, luego de ello te darás cuenta que tu mente está mas flexible para encontrar soluciones. Agradece a Dios por tanta dicha, por la mujer maravillosa que tienes a tu lado, por lo que eres al lado de ellos, por la esperanza que implica tu propia existencia. Vive intensamente cada momento, los amigos son muy importantes pero menos que tu familia, ellos no estarán contigo siempre, ellos no conocen tus defectos tanto como los que se evidencian en tu hogar y así te quieren, te toleran y te esperan, por que para tu familia siempre serás muy importante, mas de lo que tú te imaginas. Si las cosas van mal, si las relaciones se han puesto difíciles, trata de no echar mas leña al fuego, sino al contrario trata de callar, de no ofender, de no lastimar y piensa que cada noche debe ser de agradecimiento a Dios por la vida, por la familia y por el trabajo, por lo tanto no debe acabar mal, debe ser la mas cordial, la que motive el día siguiente, pues necesitarás energía y vitalidad para iniciar el nuevo día y lo que es mas importante necesitarás a tu familia. Ama, perdona y olvida. Hoy es tu último día de vida.

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