16 octubre 2008

SACERDOTES CAÑETANOS PASAN LAS DE CAIN EN JULI

El Padre Fernando Samaniego Orellana, Canciller y jefe de prensa de la Prelatura de Juli, ubicada en los Andes del Sur del Perú, al pie del lago Titicaca, rechazó enérgicamente la “campaña de críticas injustas y desprestigio” lanzadas por organizaciones y diarios de izquierda en el Perú por la decisión del Obispo José María Ortega Trinidad de no renovar el convenio con la Sociedad Misionera Maryknoll, de los Estados Unidos.
La decisión clerical se basa en que, desde que los religiosos norteamericanos cayeron bajo la influencia de la teología marxista de la liberación, la extraordinaria pastoral desarrollada por sus predecesores se transformó en activismo social y en una grave desatención pastoral de los pobladores.
Samaniego Orellana relata que “cuando llegó Monseñor Ortega, el 9 de Julio del 2006 a Juli, fue recibido con mucha alegría y cariño por la gran mayoría de fieles de la Prelatura,... pero había un grupo minúsculo rebelde que expresó su rechazo al nuevo Obispo sin conocerlo y llegaron a enviarle un escrito anónimo amenazándole de muerte”.
El Canciller recuerda la memoria de Mons. Feders, el recordado Misionero Maryknoll que aceptó ser el primer Prelado de la región en 1957 y que “realizó grandes obras que perdurarán por mucho tiempo”; pero recuerda que “la Santa Sede lo nombró a título personal y no entregó la Prelatura a la Congregación de los padres y hermanos de Maryknoll”.
Mons. Ortega Trinidad ha sido atacado por ser agregado a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, ligada a la Prelatura Personal del Opus Dei. Sin embargo, el Obispo ha realizado un trabajo significativo de renovación sacerdotal, reforma del seminario y restauración de la catequesis, hasta la fecha controlada por un grupo de catequistas contratados a sueldo por los Maryknoll, y elegidos por sus simpatías ideológicas más que por sus calificaciones.
Pese a que en el Ande peruano los catequistas son voluntarios, en Juli los catequistas hasta ahora pagados con dólares norteamericanos han amenazado a la Prelatura con establecer una demanda civil por el pago de “liquidaciones”.

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