14 abril 2009

NUESTRO PROJIMO DAMNIFICADO…
Escribe: Juan Alberto Neyra Bolívar

Que pena que a más de un año y medio del terremoto se tenga que abordar tema de insensibilidad humana, falta de hermandad y regionalismo.  El denodado esfuerzo de organización puesto de manifiesto por los damnificados, no ha sido suficiente para la solución inmediata de sus problemas; ni mucho menos para recibir el adecuado apoyo de sus autoridades.  
Desde la infame mentira manifestado por nuestro primer mandatario Dr. Alán García Pérez, al prometer que “en Hualcará se construiría una ciudad emblemática”, la falsa promesa pregonada por el Padre Martín Sánchez, Director del Hogar de Cristo, en construir modernos módulos de viviendas en la zona de desastre, la demagógica notificación al gobierno pronunciada por Javier Alvarado, Alcalde Provincial de movilizar a su pueblo si no se aceleraba la entrega de Bonos Beneficiarios, etc., son entre tantos temas de reflexión, que debemos de meditar profundamente; separando y diferenciando los tipos de problemas que tiene nuestra localidad.
Recordemos que uno de los derechos fundamentales de la persona es el respeto a vivir con dignidad.  En ese orden deberíamos de priorizar nuestro quehacer en el desarrollo social; sin embargo, nuestras autoridades no direccionan su accionar en ese orden.
Jesús en su paso por la tierra, fue muy pobre; pero vivió con dignidad.  Le dio de comer al hambriento, y que beber al sediento.  Practicó la paz y escucho sin odio a sus enemigos.  Amó a sus hermanos y murió en la cruz dando la vida por ellos.
Ojalá que nuestras autoridades se despojen sus apetitos políticos y se preocupen más por sus pueblos.
No olvidemos que oficialmente se ha registrado cerca de 80,000 viviendas afectadas o destruidas; y que no hemos avanzado casi nada en el proceso de reconstrucción y que tenemos abandonado a nuestro prójimo en situación de damnificado.
Jesús fue maestro.  A sus discípulos los agrupaba en un ambiente digno y agradable.
Que ironía de la vida ver como se imparte la educación en muchos colegios de nuestra localidad, en situación precaria, a expensa de un próximo desbastador invierno, sin que las autoridades hagan nada.
Ojalá que la semana santa haya dado la fe necesaria en los sectores desesperanzados… la paz donde han existido conflictos… y el amor donde no ha existido afecto; ojalá que a partir de ahora se antepongan la verdad ante la mentira, los hechos ante las promesas… la humildad ante la soberbia y arrogancia… porque ese es el legado que nos dejó Jesús.

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