VERGÜENZA AJENA
Escribe: PERCAS
Hace unos días emitimos un comentario respecto de la actitud de ciertos «comunicadores sociales» que –lamentablemente- por gracia de vaya a saberse quien, cuentan con un programa de radio o televisivo, el mismo que utilizan para hacer de «la noticia un lucro».
Vaya. Un amigo, de aquellos que –como siempre- existen sin pedir nada a cambio, con total desinterés, tuvo la gentileza de hacerme leer una nota respondiendo un artículo que se lo envié a unos amigos, sobre el contexto actual en que se mueven algunos hombres –y mujeres- de prensa. La esperada, impensada y socarrona respuesta llegó por el lado de quien pretendió hacerse el joven de la película, siendo parte del bandidaje. Al más puro estilo del Oeste.
Bueno, debo señalar que anticipé este tipo de respuestas, en donde ese alguien dice que el hecho de solventar un espacio o mantener un medio, bien vale esconder la vergüenza y ceñirse una sonrisa ante la autoridad que falla o el empresario que delinque. Nada más alejado de la realidad.
Ocurrió en la última visita al Proyecto Integral El Platanal. Antes, debo de señalar que fui invitado hasta en tres oportunidades a visitar dicha obra energética y, por esas razones que tiene la vida, en las dos anteriores no pude concurrir. Sin embargo en la tercera, le pregunté telefónicamente a un funcionario de «Relaciones comunitarias» de la citada empresa si habían invitado a algunas personas (ojo, que le mencione algunos nombres) y me dijo que efectivamente lo había dicho por un tema de amplitud de criterio y de relaciones públicas. Asimismo, debo de resaltar que sin ser pitoniso, le respondimos: «…ummmm, bueno, ingeniero, declino respetuosamente… de todas maneras, muchas gracias».
Dicen que cada día se aprende algo nuevo. Y, de seguro que el nombrado representante de El Platanal, debe de haber aprendido algo.
La unidad vehicular partió con un grupo de hombres de prensa, la mañana del viernes 07 desde la plaza mayor de San Vicente hacia la locación principal del Proyecto, pasando los límites de Cañete y llegando hacia los primeros poblados de Yauyos.
Obvio es que partiendo desde esa hora, llegaran al desayuno ofrecido por la compañía y hasta ahí, todo bien (a decir de los colegas que asistieron) posteriormente la visita guiada por diversos lugares del proyecto.
La gente que asistió quedó impresionada, gratamente, de los avances de la planta industrial más importante que se viene construyendo en la zona, incluso hasta buenos comentarios se escuchaban en el ambiente.
Nada hacia presagiar lo que vendría después. Vino el almuerzo –un poco tarde, dicen- pero llegó. Lo malo vino después. Como siempre al más puro estilo «pirañesco» (perdóneme el término), unos «periodistas» entre hombres y mujeres, se acercaron donde uno de los funcionarios y les pidieron una friolera de 500 manguitos para «pasar el citado reportaje» en sus medios». Ello ocasionó no solamente el disgusto de otros hombres de prensa que acudieron a la visita. Indignados mostraron su extrañeza y su descontento ante tamaña actitud, que deja mal parado al periodismo cañetano.
Hace unos días, una dama se acercó recibo en mano a una municipalidad a ubicar no al relacionista público, que es el camino correcto para realizar un trato inicial respecto de la emisión de mensajes publicitarios que tenga que ver con el citado ente, sea cual fuere su naturaleza y, muy orondamente habló con uno de los ejecutivos a quien quería «sorprender» diciendo que ya había hablado con el alcalde. ¿….? El citado recibo tenía hasta el adose de «Consucode» que tiene que presentarse. Pero, ni el funcionario sabía –el mismo que al comunicarse con el alcalde, éste le había manifestado que no existía tal trato- y menos el de Relaciones Públicas.
En otra oportunidad, hubo un hecho similar en un policlínico en donde otra damisela, con prepotente actitud solicitó que le pagaran un recibito, porque había cumplido con pasar algunas menciones a favor del jefe de dicho nosocomio, sin que éste supiera algo y peor aún, la dama en cuestión dijo «que le había hecho un favor». Sin embargo, ello fue materia de un repudio que otra vez deja mal parada a la prensa.
Actitudes como ésta no dejan solamente un sinsabor y un amargo porvenir al periodismo cañetano.
Es necesario que pare esto. Es necesario que alguien diga ¡basta! No puede ser que cualquier persona tome el nombre del periodismo cañetano y se crea con derecho a hacer uso del chantaje, de la prepotencia, del abuso de contar con una grabadora, filmadora y estar en el micrófono.
¡BASTA YA! Basta de estar oyendo ¡Te denuncio!, ¡Te voy a denunciar!, ¡Te voy a sacar en la televisión!, ese tipo de amenazas se ven constantemente en quienes tuvieron su oportunidad o un cuarto de hora y ya creen que son los -con perdón del buen Dios- omnipotentes, los sabelotodos, los que son dueños de la verdad y no tiene más que una pizca de decencia para hablar de moral. (PERCAS).
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