07 abril 2012

REFLEXIONES EN SEMANA SANTA...


La Semana Santa, particularmente el viernes, día en que se conmemora el sacrificio de Cristo Crucificado, como gesto supremo de amor a la humanidad, es un día de profunda reflexión para los cristianos del mundo y esta tradición no es ajena al pueblo peruano cuya religiosidad data de siglos.

En este día, la sociedad peruana en su conjunto debería hacer un alto en el camino para orar y meditar con la familia sobre el destino de nuestra patria, sus problemas más urgentes y los avances alcanzados en el campo de la economía, sus proyecciones y probabilidades y, sobre todo, por la unión y solidaridad que necesitamos para vencer a la pobreza y abrir los anchos caminos del progreso.

En este día, la sociedad peruana debería de reflexionar sobre lo vivido, y lo que se vive actualmente... y en clara señal de reconciliación consigo misma debería de tomar algunas acciones que demuestren que existe el ánimo de perdonar, de tomar en cuenta lo poco bueno que se hizo antes... y lo mucho que se viene logrando ahora.

Sin embargo, nuestra sociedad, sigue siendo llevada por algunos que siguen pensando en la venganza, sigue siendo llevada por algunos que no ven más allá de sus narices... sigue siendo llevada por algunos que no entienden el significado de las palabras reflexión, mucho menos reconciliación, y peor aún lo que es el perdón.

Uno de los mandamientos bíblicos que constituye la piedra angular de nuestra fe es el primero: «Amarás a Dios por sobre todas las cosas, y a tu prójimo como a ti mismo».

La vida, pasión y muerte de Jesús estuvieron signadas por este mandato superior de solidaridad humana. Sus apóstoles primigenios y los cristianos auténticos de todas las épocas siguen dando testimonio de amor al desvalido y al necesitado, no solamente manifestado en palabras sino, principalmente, en acciones concretas.

No hay nada que nos señale ahora, que los peruanos hemos pasado de las palabras a la acción... se sigue juzgando y esperando un castigo para un hombre que tuvo la responsabilidad de tomar decisiones que nada democráticas, nos ha permitido tener una vida decorosa hoy en día.

Muchos dicen, que no era necesario un 05 de Abril... pero nadie dice porque antes de esa fecha, el Perú seguía caminando hacia el despeñadero, sin que nadie hiciese algo por cambiar ese destino.

Hay muchos que pecan por acción, y hay más que pecan por omisión... El pecado de Fujimori fue pecar por acción, ante la inacción de muchos, que se tildan de democratas.

No se tiene en cuenta, que en aquella época el Perú vivía en zozobra... no sabíamos cuando iba a explotar una bomba... no sabíamos de los paraderos de nuestros hijos, muchos habían sido incorporados a las huestes de Sendero Luminoso.

Bastaba un recorrido por las viviendas universitarias, para saber qué hacían y en qué perdían su tiempo... No hay peor ciego que el que no quiere ver... ese era nuestro vivir.

Los tiempos modernos agobian al mundo con las sombras siempre amenazantes de las guerras, el narcotráfico, la intolerancia religiosa, la discriminación étnica, el hambre, la pobreza, las crisis financieras y el deterioro progresivo del medioambiente.

En el Perú vivimos tiempos cruciales que nos enfrentan a nuevos e históricos retos. Por un lado, nuestro país ha ganado batallas decisivas contra el subdesarrollo y, hoy en día, se viene construyendo una economía emergente, con altas tasas de crecimiento hacia un desarrollo sostenible.

Pero la pobreza, la desigualdad y la exclusión de millones de peruanos persiste como un gran desafío y, como respuesta, se ha puesto en marcha una política de inclusión social productiva, para darles bienestar y abrirles horizontes nuevos con oportunidades a los más pobres.

Aquí es preciso subrayar, como ya lo ha hecho la Conferencia Episcopal Peruana, en la voz de su presidente, monseñor Salvador Piñeiro, que este gran desafío no solamente exige el esfuerzo del Gobierno y de otras autoridades nacionales, regionales y locales, sino el de todos los peruanos, sin distinciones partidarias ni credos religiosos.

Por ello en esta Semana Santa... luego de momentos de reflexión deberíamos de caminar hacia la unión de todos los peruanos... Basta un gesto, para abrazarnos, para caminar juntos por el camino del desarrollo... Basta unas palabras para entender que el Perú lo hacemos todos... no unos pocos... Basta un perdón, para reconocer que aunque se cometieron muchos errores, alguien tuvo el coraje de dar el primer paso, que significó aunque no se quiera reconocer... el inicio de la destrucción de  Sendero Luminoso... el inicio del fin de horas de zozobra en que vivíamos...

Ojalá que algún día se de ese primer paso... ojalá que algún día se pida perdón y se le brinde el perdón a tantos peruanos que hicieron posible lo que hoy vivimos...

Y por ello, es que estamos seguros que luego de la reflexión, luego del perdón, vendrá la reconciliación de toda una nación, que quiere vivir en paz, en un clima de superación, de desarrollo, de apuesta por una mejor vida para nuestros hijos.

En suma, en esta hora histórica, la unidad de todos los peruanos no solamente es una necesidad, un objetivo nacional. Es un imperativo.  No lo creen así, estimados lectores.

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