15 septiembre 2007

¡¿TU ERES UN MAESTRO?!
Escribe: José Luis Chumpitaz Villalobos

Naciste cuando, por vez primera, fuiste testigo del esplendor de una mirada ansiosa de saber.
Eres Sócrates que hace reflexionar a los jóvenes en el ágora de Atenas y que los ayuda a gestar sus propias respuestas.
Eres la mano suave y paciente que enseña a leer al invidente, la Anne Sullivan que transmite los secretos del universo a la mano extendida de Helen Keller.
Eres Esopo y Hans Christian Anderson que, con metáforas y magia, despiertas la imaginación de tus alumnos y les dejas moralejas para que las conviertan en virtudes.
Eres quien despierta el deseo de aventura: te conviertes en Julio Verne, en descubridor de tierras y de conquistador del universo; los haces soñar para alcanzar lo imposible.
A través de la historia, los que han ejercido tu profesión forman una galería inmortal: Sócrates, Buda, Confucio, Emerson, Gandhi, Jesús …
En el transcurso de un día se te ha pedido ser actor, amigo, enfermero y médico, entrenador, buscador de objetos perdidos, prestamista, chofer, psicólogo, padre adoptivo, vendedor, político y defensor de la fe.
La riqueza material no es una de las metas; pero eres un buscador de tesoros, en tu búsqueda de nuevas oportunidades para que tus estudiantes puedan usar sus talentos, en tu constante búsqueda de esos talentos que a veces yacen sepultados en el derrotismo.
Eres el más afortunado de todos los trabajadores.
A un médico se le permite traer una vida en un momento mágico. A ti se te permite ver que esa vida renazca día a día con nuevas preguntas, ideas y amistades.
Un arquitecto sabe que si construye con esmero, su edificio puede permanecer por siglos. Un maestro sabe que si construye con amor y verdad, lo que construya durará para siempre.
Eres un escultor de seres humanos; tu principal misión es hacer surgir en cada uno de tus alumnos lo que deben llegar a ser; los impulsos a luchar incansablemente por encontrar su sentido existencial; los convierte en buscadores de tesoros, mediante la realización de su propia vocación, y tu sueño más importante es que cada uno de ellos logre trascender y cumpla plenamente con la misión que Dios le concedió al nacer.
Eres un guerrero que batalla diariamente contra la presión de la mediocridad, del negativismo, del temor, de la conformidad, de los prejuicios, de la ignorancia y de la apatía. Pero tienes grandes aliados: la inteligencia, la curiosidad, el apoyo de los padres, la individualidad, la creatividad, la fe, el amor, la risa, que agitan tu bandera con persistencia indómita.
Perteneces a una profesión que edifica el futuro; estás destinado a permanecer por siempre: los padres te han hecho el gran honor de confiarte su mayor contribución a la eternidad: sus propios hijos. Agradece a Dios el haberte concedido ser el arquitecto humano de su creación.
¡Tú eres un Maestro...!

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