Conferencia Episcopal Peruana...
PARA UN ROSTRO HUMANO DE LA MINERIA...
"Los pueblos de América Latina tienen derecho a una vida plena, propia de los hijos de Dios, con condiciones más humanas; libres de amenazas del hambre, y de toda forma de violencia" (*)
Nuestro país ha sido ampliamente bendecido por Dios al dotarnos de diversas fuentes de vida y riqueza natural. El Perú es considerado uno de los principales países del mundo depositario de una gran diversidad de plantas, animales, peces, bosques y riqueza minera. En la historia de nuestros pueblos se han desarrollado grandes culturas que aprendieron a aprovechar esas riquezas en comunión con la creación de Dios.
Estas diversas fuentes de riqueza material, bien utilizadas, permiten un significativo crecimiento de las actividades económicas, de la recaudación fiscal, y de las inversiones en desarrollo social en las regiones del país. De esta manera, pueden colaborar al progreso de la nación y al bien común de todos los peruanos.
En este contexto, la Iglesia no puede ser contraria a que se aprovechen debidamente los recursos naturales del país, incluida la riqueza minera y alienta que se avance en aquellos aspectos que permitan lograr "esas condiciones de vida más humanas", -un rostro humano de la minería- que Su Santidad, el Papa Benedicto XVI, solicitara recientemente en Aparecida, Brasil.
No obstante, constatamos que en el Perú continuamos teniendo un alto porcentaje de pobladores en condición de pobreza. Esperamos que con el esfuerzo de todos se siga disminuyendo este porcentaje, para lo cual es fundamental una auténtica y plural participación en la solución de las dificultades que puedan surgir a la hora de promover inversiones, tanto en lo referente a la protección ambiental como en el desarrollo social, de modo que se pueda alcanzar consensos perdurables para el bien común de la Nación.
Como Pastores del Pueblo de Dios, alentamos que se hagan todos los esfuerzos para construir una cultura de paz, mediante un diálogo justo, equitativo, constructivo, de tolerancia de las opiniones diversas, y que se fundamente en la defensa irrenunciable de la dignidad de la persona humana y del bien común.
Recordamos que cuando la Iglesia quiere expresarse institucionalmente, lo hace sólo a través de sus Pastores reunidos en la Conferencia Episcopal.
El progreso del Perú nos exige a todos diálogo, formar bien las conciencias, dar y tener acceso a información plena y adecuada, escucha y apertura generosa para alcanzar juntos la verdad, más aun en momentos en que se hace necesario revestirnos de confianza y esperanza para construir juntos un país en el que todos tengamos espacio y posibilidad de desarrollo.
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