02 marzo 2013

EL HOMBRE DE BLANCO SOBRE FONDO BLANCO... LA AUSENCIA DEL PAPA...

Escribe: P. Arnaldo Alvarado S. - arnaldo.alvar@gmail.com - Jr. Unanue 300

Roma a 17 horas de la tarde del 28 de febrero de 2013, un hombre de blanco se oculta sobre fondo blanco. La humanidad vive algo especial, el papa deja el Vaticano. Una vez más la cristiandad entera siente la ausencia de su cabeza visible. Estos días no son iguales como los anteriores. Sentimos la ausencia de la voz de Pedro. En el 2005 desapareció de este mundo un hombre de blanco, Juan Pablo II. Pero vino otro, también vestido de blanco.
Cuando habla millones de oyentes escuchan con atención sus palabras. ¿Quién es éste? ¿De dónde viene? La respuesta: es el Papa. Pastor supremo de la Iglesia, sucesor del apóstol Pedro. Y viene como vicario de Cristo. Pues una de las notas de la Iglesia católica es la apostolicidad. Esto quiere decir que Cristo fundó la Iglesia sobre Pedro y los apóstoles.
Al parecer han caído todos los muros que opacaban esta figura, pues ahora todos miran a Roma. Hoy la Iglesia está rezando por el nuevo sucesor de San Pedro. La Iglesia está viva, eleva sus voces en todos los rincones del mundo y se dirige a Dios en todas las lenguas que hay. A su vez muestra gratitud por el gran don a la Iglesia y a la humanidad que fue el Papa Benedicto XVI, desde hace unas horas obispo emérito de Roma.
La elección del nuevo Obispo de Roma será dentro de pocos días y tenemos que intensificar nuestra oración; pues las cosas de Dios salen con la lógica de Dios y la fe. Los cardenales electores saben que tienen que escuchar al Espíritu Santo en el cónclave. Esto puede sonar a lenguaje desconocido, pero es así; dado que los humanos podemos interpretar este evento también con categorías humanas, al estilo político. Pero lo que ocurrió allí no es política, es lo que Dios quiere para su Iglesia.
El Papa emérito Benedicto XVI es un hombre de Dios. Amante y apóstol de la verdad. Tiene como lema «cooperadores de la verdad». Este es el motor de su vida. La sencillez y humildad es igualmente virtud suya por no decir otras. Él es un don para la Iglesia y para la humanidad. El mensaje que transmite tiene profundidad y sabiduría. Sus colosales escritos como teólogo y como pontífice son y serán muy leídos y estudiados. Vale para todos. Sus palabras serán escuchadas todos los tiempos.
Veamos lo que sintió el Papa a pocas horas de su elección: «!Gracia y paz en abundancia a todos vosotros! En mi ánimo conviven en estas horas dos sentimientos contrastantes. Por una parte, un sentido de incapaz y de humana turbación por la responsabilidad que ayer me fue confiada, sucesor del apóstol Pedro en esta sede de Roma, y para toda la Iglesia universal. Por otra parte, siento vivo en mí una profunda gratitud a Dios, que –como nos hace cantar la liturgia- no abandona a su grey, sino lo conduce a través de los tiempos bajo la guía de aquellos que Él mismo ha elegido vicario de su hijo y ha constituido pastores» (Roma, 20 abril 2005).
Entre sus primeras y últimas palabras vemos generosidad y verdad ante la gran responsabilidad que tenía en manos: «Estoy feliz de estar con vosotros, rodeado por la belleza del Creador y de vuestra simpatía que me hace mucho bien. ¡Gracias por vuestra amistad, vuestro afecto!. Saben que este día es distinto a los anteriores: seré Sumo Pontífice de la Iglesia Católica hasta las ocho de la noche y no más. Seré simplemente un peregrino que inicia la última etapa de su peregrinaje en esta tierra. Pero quisiera aún, con mi corazón, con mi amor, con mi oración, con mi reflexión, con todas mis fuerzas interiores, trabajar por el bien común de la Iglesia y de la humanidad. Y me siento muy apoyado por vuestra simpatía. Sigamos adelante con el Señor por el bien de la Iglesia y del mundo. Gracias. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Gracias.» (Castelgandolfo 28 febrero 2013).
 Ante un momento histórico tan peculiar intensifiquemos nuestra fe con la oración y dejemos de lado las especulaciones humanas.
El Papa sea quién sea es el Vicario de Cristo. Es principio y fundamento de unidad. Él es elegido por voluntad de Dios para la Iglesia y para la humanidad. Aunque esta verdad suponga «peros», mas es así. Y no es fundamentalismo. Este hombre de blanco nos confirma en la fe. Sólo así hay continuidad y seguridad. Porque el hombre de blanco sigue sobre el fondo blanco: la apostolicidad y tradición de la Iglesia. No hay innovaciones. Es una cadena cuyos eslabones no se rompen. ¡Gracias santo padre por compartir y dar esperanza a la historia!.

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