28 marzo 2013

SEMANA SANTA... TRAVESIA DE UN DIA A

El pueblo de Azpitia, localizado en el kilómetro 67 de la Panamericana Sur, es una opción refrescante y barata para salir de Lima en Semana Santa. Acompañanos en este tour organizado por la empresa líder en full days «Super Tours».
Domingo 24 de marzo, siete de la mañana. Nos embarcamos a una aventura para celebrar «Domingo de Ramos», como parte de las festividades realizadas por «Semana Santa». El recorrido es largo y lleno de lugares para visitar. Somos apenas 8 pasajeros en el bus de la agencia Super Tours , especializada en «full days», pero estamos emocionados. El pueblo San Vicente de Azpitia nos espera. 
8:00 a.m -  Primera parada: Sol y chicharrones:
El restaurante ‘El Álamo’, localizado en Lurín, tiene dos áreas: una bajo techo y otra en el pasto. Nos sentamos en la mesa blanca del área que se encuentra al aire libre para disfrutar la luz de la mañana. Corre un viento frío y el sol emite sus primeros rayos. Desayunamos panes con chicharrón (S/. 12), porciones de camote (S/. 7) y café (S/. 3.50). Las raciones son grandes y pueden ser compartidas entre dos personas.
El guía, Erick Montañez, nos explica que es el mejor restaurante de la zona y los pasajeros del viaje están de acuerdo. «En Lima no como chicharrón, pero el de aquí me encanta», dice María, una integrante.
9:49 a.m - Segunda parada: Las playas de Pucusana y Grecia Wesler:
El conductor desea entretener nuestro viaje con valses de zambo Cavero. La mayoría duerme. El camino está lleno de casas de un techo, restaurantes y clubs de verano.
Llegamos a Pucusana. El pueblo está cubierto de neblina y el puerto, atiborrado de botes, nos da la bienvenida con salsa proveniente de las picanterías que dan la cara a los botes.
Carlos nos recibe en ‘Grecia  Wesler’, su bote, para darnos un paseo por la playas ’La Isla’, ‘Naplo’ y ‘Las Ninfas’. Corre un viento fuerte y mientras nos alejamos de la orilla, el agua del mar cambia de color: se torna un tanto verdosa y más clara. La marea sube y las olas mueven más al bote. Carlos nos asegura que «no se va a voltear», pero nos da adrenalina, felizmente todo tienen chalecos salvavidas, excepto yo porque nunca me gustaron. El motor suena imparable y sólo se detiene para apreciar a los lobos marinos que descansan sobre unas rocas. 
De regreso en tierra firme, Erick nos muestra el ‘Boquerón del diablo’, una estructura rocosa que tiene una abertura formada por la erosión de las olas contra la piedra. El mar ingresa estrepitosamente produciendo un gran estruendo y formando una pequeña laguna en la zona. Algunas personas que han decidido bañarse ahí, han fallecido, «la marea los jala», afirma Erick.
 12:00 a.m - Tercera parada: Los fieles y sus lagunas curativas:
Chilca es un pueblo conocido por la producción de higos y granadas, que está ubicado a 64 km de la ciudad de Lima. Los pobladores del lugar se dedican a la agricultura y además, tienen un turismo emergente. Damos un paseo por la iglesia ‘Nuestra señora de la Asunción de Chilca’, que fue un refugio para algunos peruanos durante la Guerra del Pacífico.
Alrededor de la plaza se reúnen decenas de personas para comprar palmitos. «El padre los va a bendecir», me comenta una señora. Niños, hombres y mujeres se apresuran hasta el lugar donde el sacerdote espera que todos lleguen para comenzar la oración por «Domingo de Ramos». De pronto, anuncia «vamos a empezar» y con la cabeza gacha, ojos cerrados y las manos entrelazadas, empieza a rezar el «Padre Nuestro» La gente lo sigue en la plegaria.  Al terminar dos «Ave Marías», los fieles comienzan una breve procesión hasta la iglesia donde celebrarán la misma de domingo.
Las famosas lagunas de Chilca son visitadas por miles de personas al año. Su fama viene por sus efectos curativos. ‘La Milagrosa’ contiene en sus aguas mineralizadas cloruro de sodio, sulfato y carbonato de calcio que cura el reumatismo articular. El barro negro revitaliza la piel y cura problemas de acné.  A un par de cuadras con dirección al mar está ‘La Mellicera’, laguna que, según la leyenda, tiene la propiedad de combatir la esterilidad. Según los pobladores, las personas que se bañan allí están propensas a tener mellizos. Por último, ‘La Encantada’ a la cual se recomienda siempre ir acompañado, evita la caída del cabello y mejora la visión.
12:57 a.m - Cuarta parada: Las vitivinícolas de la familia Luján:
La Plaza Santa Cruz, nombrada así por un padre franciscano que solía vivir en la zona en la época de la conquista, tiene alrededor tres vitivinícolas en las que se prepara vino y pisco de manera artesanal e industrial. «Nos demora media hora aplastar la uva con la máquina y ocho horas con los pies, pero lo seguimos haciendo de manera artesanal para no perder la costumbre», dice José Luján, uno de los propietarios. La familia Luján nos enseña el proceso de destilación del pisco mientras continúan sus labores de moler, fermentar y hervir la uva. 
2:28 p.m Quinta parada: Azpitia: El balcón del Cielo: 
Azpitia es un pueblo rodeado por vegetación donde los frutos cuelgan libremente de las ramas de los árboles. Desde un precipicio apodado como ’El Balcón del Cielo’ por la neblina que se forma en la altura que da la sensación de estar arriba del cielo, se puede observar el río Mala y los campos de cultivo. Las flores nos saludan desde cualquier lugar del pueblo. Para almorzar, escogemos el restaurante «El huerto de mi amada» donde sirven un delicioso arroz con pato y cuentan con mesas rústicas y hamacas para que los visitantes se relajen después de la comida.  Damos una caminata al borde del abismo del ‘Balcón del Cielo’ y justo cuando pensamos que nuestra travesía había concluido, el pueblo nos sorprende con una celebración de caballos de paso donde los cuatro domadores vestidos íntegramente de blanco se montan encima de los cuadrúpedos para hacerlos bailar al son de la marinera mientras una mujer, que viste con ropas norteñas, baila delante de ellos descalza, alzando un pañuelo blanco en el aire. 

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