09 octubre 2013

VENDEDORES AMBULANTES SE ADUEÑAN DE PLAZA SAN MARTÍN EN CONTRA DE NEGOCIOS FORMALMENTE ESTABLECIDOS ATENTANDO CONTRA LA SEGURIDAD Y EL ORNATO

Comerciantes acreditados, domiciliados y conductores de negocios en la Plaza San Martín del distrito de San Vicente de Cañete, mediante un memorial presentado a la municipalidad provincial de Cañete el pasado 04 de setiembre del año en curso, dirigido a la burgomaestre María Montoya Conde, expresan su malestar por la ilegal instalación de un sinnúmero de carritos ambulantes de venta de sanguches y de comida chatarra, que se han posesionado de la ampliación de la veredas del sector.  Indican en su escrito, que desde el año 2005, vienen siendo burla cotidiana de los ambulantes de comercio ambulatorio, quienes se han adueñado de la vereda que es de exclusividad para uso peatonal.
«En estos momentos cada comerciante de comida chatarra cuienta con un balón de gas (existiendo en total seis balones trabajando con habitualidad), con precarias instalaciones de energía eléctrica (con cables que cuelgan en plena vía pública, algunos amarrados con plásticos o piolas), en la más irracional vulneración de las más elementales normas de seguridad, sin perjuicio de la vulneración de las normas sanitarias y de salubridad, ambas a cargo de nuestra Municipalidad» señalan en su escrito,
Lamentan que dicha zona que, a pedido de los comerciantes formalmente establecidados en dicha Plaza; dejo de ser un área de cochera de autos abandonados, que habían convertido la zona en letrina con insoportables olores, para convertirse en una remozada obra, que ahora ha sido ganada por el comercio ambulantorio.
Finalmente indican que es lamentable que cuando los comerciantes formales presentan documentos de queja ante la instancia municipal, los primeros en enterarse son los ambulantes, quienes serían alertados por malos servidores ediles que les transmitirían cualquier acción en su contra, quienes además comienzan con el desarrollo de visitas inopinada en contra de los comerciantes formales, conmdicionando cualquier acción en contra de los informales , a que «Todo debe estar en regla si quieren también que procedan nuestras quejas», lo que evidentemente es un acto intimidatorio. (Elarquim)

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