16 febrero 2013

EL TAMAÑO IMPORTA?... EN EL AGRO PARECE QUE SI...

En su último número la Revista Agraria trae un conjunto de datos muy interesantes sobre la actual situación del agro. En base a información preliminar del IV censo agrario, esta publicación presenta un panorama general de la nueva situación agraria.
Según los resultados del último censo agrícola las Unidades Agropecuarias (UA) han aumentado. Se ha pasado de 1.6 millones a 2.2 millones de unidades. Este aumento se ha concentrado en las unidades de menor tamaño, aquellas menores a una hectárea. En términos absolutos el mayor crecimiento de UA se ha producido en la sierra en donde han aparecido 330 mil más. En cambio, en términos relativos, es la selva donde más ha crecido. El aumento del número de UA, señala más allá de las discusiones sobre su eficiencia o ineficiencia, su persistencia. Ello implica que el Estado debe generar políticas públicas destinadas a ese sector.
En ese sentido, la Revista Agraria recoge un conjunto de declaraciones, antiguas y recientes, que supondrían no sólo un cambio del Presidente Humala respecto al minifundio, sino un posible viraje respecto a la política agraria a favor de los neolatifundios de los últimos 20 años. Como señala Fernando Eguren, las grandes propiedades agrícolas reciben del Estado un conjunto de subsidios indirectos tales como: 1) grandes inversiones públicas en mega proyectos de irrigación para la agroexportación y la producción de biocombustibles en la costa peruana; 2) privilegios en el régimen laboral de agroexportacio-nes (perjudicando a ese sector de trabajadores); y 3) reducción del pago de impuestos a la renta en 50%.
Como un ejemplo de lo anterior se puede mencionar el proyecto de irrigación de Olmos. Sólo en este caso, según el congresista Daniel Abugattas, cada hectárea irrigada de este megaproyecto le ha costado al Estado peruano aproximadamente 20 mil dólares, mientras que su precio de venta fue de tan sólo 5 mil dólares. Es decir, se habría producido un subsidio de 15 mil dólares por hectárea. Siguiendo estas cifras, el grupo Gloria, que compró 15.600 hectáreas de dicho proyecto, habría recibido de subsidio público alrededor de 234 millones de dólares.
Tomando en cuenta que para el presupuesto 2013 el gobierno ha destinado un monto de alrededor de mil millones de soles para el mejoramiento y ampliación del riego en la sierra del país, el subsidio otorgado a un solo grupo económico representa casi el 60% de dicho monto.
En este escenario donde las políticas públicas han favorecido decididamente a los grandes propietarios de la tierra, en el año 2007  Humala afirmaba que el minifundio era improductivo y que por lo tanto constituía una tragedia para el país. Sin embargo como se mencionó líneas arriba, pareciera que el hoy presidente ha virado su posición. Recientemente, el Presidente Humala señaló que si los latifundios son eficientes es por la cantidad de «plata» que tienen, si los minifundistas la tuvieran también lo serían.
En la línea de las declaraciones presidenciales hay dos hechos que cabe resaltar. El primero es el aumento del presupuesto del sector agricultura, los que serán destinados a pequeños proyectos de irrigación en la sierra del país. El segundo, si bien es más tenue, está contenido, como señala Fernando Eguren, en el decreto supremo que señala el 2013 como «Año del Desarrollo Rural y la Seguridad Alimentaria». En él se resalta un conjunto de buenas intenciones que podrían convertirse en los ejes de la nueva política agraria del gobierno de Humala, tales como la reducción de la brecha entre el campo y la ciudad, el mejoramiento de las vías de comunicación y de las tecnologías de riego, acercando mercados y aumentando rendimientos entre otros.
Sin embargo, como señala el mismo Eguren, resulta difícil que esta nueva política agraria comprenda medidas frente a la gran propiedad. En ese sentido ha declarado para la Revista Agraria el ministro de agricultura, Milton Von Hesse quien ha afirmado que el establecimiento de límites para las tierras agrícolas depende de un conjunto de factores y que por ahora la discusión sobre los límites sigue abierta.
En un país como el Perú donde las tierras cultivables son escasas (3.5% del total) y donde los neolatifundios vienen creciendo fuertemente (en 1994 las haciendas mayores a mil hectáreas poseían el 13% de la tierra cultivable, esta cifra en el 2012 llegó a el 21%) resulta urgente que el gobierno y el Parlamento tomen medidas para frenarlo. Los neolatifundios no sólo acaparan las escasas tierras cultivables que existen, reciben ingentes subsidios del Estado neoliberal, y controlan una gran parte del agua para agricultura; sino que no permiten la democratización del acceso a la tierra. En el Perú tal y como vienen las cosas estamos frente a grupos económicos que dejan en ridículo a los antiguos hacendados peruanos. El Presidente Humala parece haber abierto con sus declaraciones una ventana para iniciar el cambio. ¡Hay que aprovecharla!

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