02 febrero 2013

LA SEGURIDAD CIUDADANA DEL DÍA A DÍA: ¿RESPONSABILIDAD POLÍTICA O POLICIAL?

Por Vladimir Alexander Rojas Hinostroza

Desde Huaura hasta Cañete, nuestras comunidades en la región Lima siguen enrostrando episodios delictivos ante la falta de una «fórmula» eficiente, que antes de lograr el control y persuasión del crimen, debe buscar convicción en nuestras autoridades sobre el tema.
Los comités regionales y locales en seguridad ciudadana sólo han llegado a marcar asistencia en cuanta reunión convocada, mientras la delincuencia perfecciona sus ardides en el robo, asesinato y comercialización de drogas, entre otros.
Nadie niega que la ausencia de logística imposibilita a los agentes del orden reaccionar con la celeridad que el caso amerita, pero ello no es justificación para el incumplimiento de las funciones.
No basta con que los municipios hayan implementado sus cuerpos de serenazgo, mientras la PNP mantiene paralizadas las unidades vehiculares recibidas, por falta de combustible o presupuesto para su mantenimiento.
El Serenazgo Provincial recibió aplausos este último miércoles cuando detuvo a 4 facinerosos, quienes a bordo de una «mototaxi», en horas de la tarde arrebataron las pertenencias de una transeúnte. La triste realidad es que 3 de los malhechores eran menores de edad.
En la madrugada del jueves, alrededor de 10 inescrupulosos asaltaron el mercado Virgen del Carmen, saqueando 10 establecimientos comerciales, llegando la PNP luego de 2 horas al lugar de los hechos.
El Ministerio Público continúa sus jornadas sociales con jóvenes en varios puntos de la provincia; mientras el Poder Judicial se alista a enviar a la mayoría de jueces y personal a su ordinario descanso vacacional.
¿Quién ordena en dichas circunstancias la seguridad ciudadana en la localidad? ¿Quién garantiza la seguridad del patrimonio público y privado?
La Constitución nos dice que es la PNP, pero desde hace años se sigue manteniendo la idea (establecida en Ley) que los comités de seguridad deben presidirlo las autoridades políticas, como si éstas no nos hayan demostrado que están más preocupadas en gobernar, o salvarse de alguna vacancia.
En la región Lima puede plantearse el ideario de dar a la PNP el sitial que le corresponde, sin que ello signifique desandar (retroceder) en lo poco que se ha avanzado: ¿Por qué la PNP no preside tales espacios si está llamado a hacerlo?
Los esfuerzos dispares de las autoridades están ocasionado que los enemigos de la sociedad sigan medrando (prosperando) a costa de todos.
Del año pasado hasta el día de hoy, no se conoce de reunión y estrategia alguna que haya revertido dicha problemática. ¿Seguiremos esperando tranquilos un protagonismo que no quiere darse? Creo que nadie en su sano juicio.

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