17 mayo 2012

YAUYOS: TESTIMONIOS DE UN VIAJE A CACHUY

El mundo evoluciona en todos sus aristas, hoy trasciende la tecnologìa y el hombre puede observar  vía satélite o mediante vídeo los testimonios de quienes aún  perseveran en su fe y van al lugar de los hechos... curiosamente en lo personal solo viajé una vez hace 38 años cuando tenia 10 años, pero me recuerdo todo como si fuera ayer, aunque los conflictos humanos intenten cambiar la tradición y finalmente se reste importancia a la devoción de miles de peregrinos, ellos seguirán caminando varias horas para alcanzar la bendición del patrón, el SEÑOR DE LA ASCENSIÓN DE CACHUY, el cerro más alto del lugar está ubicado a  3700 m.s.n.m. en un pequeño pueblo llamado Cachuy, jurisdicción del distrito de Catahuasi, Provincia de Yauyos, la imagen apareció entre los años de 1690 a 1712, en un desolado paraje típico de las serranías limeñas.

EL SEÑOR DE LOS POBRES Y LA TRADICIÓN POPULAR
Según la tradición, el pastor llamado Martín Barrios pastaba su ganado vacuno cuando un día próximo a la festividad de San Lorenzo, se le extraviaron sus vacas, habiendo salido a buscarlas llegó hasta una pampa pedregosa llena de malezas, espinas y cizañas; encontrando su ganado extraviado.
Contento por haber recuperado el ganado Martín Barrios divisó una pequeña figura humana, que parecía ser la de un niño vestido con una túnica blanca, sorprendido por tan extraño hallazgo, el pastor cogió la estatuilla y pensó que era el patrón de los pastores «San Lucas» y se lo llevó a su choza distante a 5 km. del actual pueblo de Cachuy.Al llegar, Barrios relató lo sucedido a su esposa y colocó la imagen en un improvisado altar con gran veneración.
A los pocos días, el pastor notó sorprendido que la imagen había desaparecido misteriosamente del lugar; la sorpresa fue mayor porque en simultaneo el ganado del pastor volvió a extraviarse. Barrios se echó a buscar al ganado perdido y lo ubicó por segunda vez en el mismo lugar donde anteriormente fue encontrado.
¡Oh Sorpresa! la imagen también estaba en ese lugar, éste acto se repitió muchas veces, optando luego Martín Barrios, por edificar una  capilla  rustica junto a su choza, en su ignorancia Barrios y su familia le rendían culto con la seguridad que el santo patrón lo ayudaría a multiplicar su ganado, pero la desaparición era el retrato de las escenas anteriores.
La imagen fue reconocida posteriormente por el párroco del pueblo de Putinza, cuando Martín Barrios la llevó durante la víspera de la fiesta de San Lorenzo, descartando lo que en un primer momento pensaba el pastor Martín Barrios al confundirlo con San Lucas. Eran probablemente fines del siglo XVII.
Al reconocer el sacerdote al Señor de la Ascensión, dispuso de inmediato se colocara a la imagen en un sitio preferencial del altar mayor del templo; dando la orden, de que nadie la moviese de allí. Al siguiente día, antes de la misa, el sacerdote echó de menos a la imagen y viendo que no estaba, la buscó dentro del templo sin resultados satisfactorios.
Ante este suceso, el sacerdote y la gente del pueblo creyeron que Martín Barrios lo había sustraído. Las autoridades conminaron al pastor a entregar la Imagen, sin embargo, Barrios relato al pueblo y autoridades de las desapariciones anteriores.
Martín Barrios se trasladó hasta el lugar de siempre encontrando nuevamente la imagen, optando por quedarse en el lugar a pasar la noche. Fue en esas circunstancias que el señor se le presenta en sueño indicándole que construya su templo en el lugar del hallazgo.
Cuando Barrios despertó al siguiente día, encontró una pampa terraplenada con extensión suficiente para construir una capilla y población; las espinas, malezas y rocas del lugar habían desaparecido.
Lleno de inefable gozo y sorprendido por lo ocurrido Barrios inicio la construcción del primer templo apoyado por los otros pastores de la zona.

ESCOGIÒ EL LUGAR SANTO
Al Señor de la Ascensión nadie le dijo donde quedarse, él escogió el lugar y la ruta que debían seguir sus fieles para saludarlo. Bajo las montañas de Isahuay y a 3,550 metros sobre el nivel del mar, el campesino Martín Barrios descubrió la imagen de un Cristo de pelo largo y túnica blanca. Creyó que era San Lucas, luego le contaron que se trataba del Señor de la Ascensión.

MISTERIO
Sus misteriosas desapariciones de Pampa Chuco y Putinza, le confirieron al Cristo la categoría de milagroso e hicieron que aquel paraje cubierto de espinas se convierta en el pueblo llamado Cachuy. Han pasado siglos desde la primera peregrinación y ya estamos en el 2012, desde lugar donde escribo (Mala – Cañete -Perú) cientos de personas esta mañana hacían largas colas en los paraderos del lugar, yo parlamentaba con mis amigos, Lic. Mauro Blas Jara (Director del Colegio de Calango) y Lic. Jorge Carrillo Rodriguez (Regidor de Santa Cruz de Flores)  quien se  sorprendió cuando vio al grupo de jóvenes catequistas e  invitados de su distrito prestos a viajar, Blas hacia lo mismo con lugareños de Calango, en conjunto no dejábamos de admirar como cientos de feligreses de San Antonio, Mala, Asia, Chilca y de lugares aledaños a estos pueblos se sumaban a cada minuto, haciendo un grueso humano, demostrando que lo único que ha cambiado son las generaciones, pero la fe sigue intacta, entonces surgió la  siguiente interrogante ¿Cómo dicen que los jóvenes son hoy  más  materialistas que antes y no creen en la divinidad?.

ENERGÌA CELESTIAL
Solo la fe y la tradición hacen que a Cachuy viajen gente de toda etiqueta y condición social, es urgente fortalecerla, cada quien en el viaje se convierte en Martín Barrios contemporáneo, que confundidos ante el hallazgo divino hace siglos siente la energía celestial que algo nuevo puede pasar en cualquier momento  contemporáneo. La Prelatura de Yauyos, Cañete y Huarochirí ha sido protagonista de esa fe y en algunos casos motivos de férreas discusiones entre los feligreses, porque mientras los sacerdotes celebran la Misa festiva en los diversos templos de Cañete y Yauyos, por otra en algùn momento se prohibió a cualquier religioso, con cargo a ser suspendido, y atender espiritualmente en el Pre-Santuario de Canchán o en el Santuario de Cachuy. Un ejemplo es la discutida orden de la Prelatura de Yauyos, Cañete y Huarochirí, con el Decreto N° 002 – 01, que  prohibían  también que las cajuelas no podían realizar sus clásicos recorridos y que la fiesta central en honor al patrono de Cachuy sería en Lunahuaná.

PEREGRINOS DEL SEÑOR
Pero los peregrinos muy poco entienden de estas  contradicciones del clero y su mente solo se ocupa de hacer todo lo posible para llegar cada año al Santuario de las alturas y contemplar los ojos del Señor, finalmente para una gran mayoría  es más importante ver el retrato del Cristo, que el rostro del cura, es enigmático pasarle un poco de algodón o un manojo de manzanilla, ruda y huamanripa, colocarle una vela y despedirse, ese contacto es espectacular, inconfundible, puede que las emociones se preconciban, pero nadie puede dudar que tiene un aura positivo extraordinario. Este 2012 los miles que decidieron visitar el Señor de la Ascensión de Cahuy comprobaran que su viaje no fue en vano, seguro cada año se volverá a repetir esa hermosa experiencia, finalmente cada quien es dueño de su vida, forma de pensar, tener una religión, no debemos olvidar que llegará el día final de los tiempos y  no habrá más confusión para dar cuenta por nuestros actos, porque la fe es un medio y su herramienta es la religión, pero más importante es obrar con amor, haciendo el bien a nuestros congéneres. No dude que habrá muchos milagros sobre las curaciones de algún mal de salud y la fe se fortalecerá más, algunos se contaran y otros  quedarán en la privacidad, lo bueno de Cachuy es que él puede unir en el imaginario popular hasta los peores enemigos. Finalmente está festividad se ha convertido en una de las más  importantes del calendario religioso del Perú donde no se debe confundir veneración con idolatría, esfuerzo al que estamos obligados a practicar si es que queremos mantener  incólume  el  testimonio de Martín Barrios.
Que los fieles que visiten Cachuy vuelvan fortalecidos en su fé... y que la peregrinación realizada no haya sido en vano.

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