03 diciembre 2013

CAÑETE UNIDO, JAMÁS SERÁ VENCIDO

Por Vladimir Alexander Rojas Hinostroza

Cuántos lucharon aquéllos días no lo sé, fueron miles. Pero muchos de los que lidiaron ya no están, si lo sé, y los recuerdo, pero muchos no.
Un despertar genuino y honesto, de un pueblo que no permitió avasallarse con un proyecto heredado del gobierno del jefe de la mafia que destruyó el partido de Haya de la Torre, y que Humala ni sospechó que Cañete lo tenía vedado.
Ya en aquél 2009, Erasmo Reyna, viceministro alanista, llegó a Cañete para recibir un no fulminante a la ampliación del Penal de Cantera, pero nadie se preocupó en que el proyecto se desactive. Ese mismo tipejo que hoy pulula de legista en el Congreso para defender lo más execrable del último gobierno aprista.
Pero en la gesta social registrada del 30 de noviembre al 03 de diciembre de 2011, no hubo funcionario, ni colegio de abogados, ni facultad de derecho que alzará su voz jurídica ante el atropello que se perpetraba. Pero si, hubieron personas que, sin la formación legalista, objetaron tamaño despropósito.
La maquinaria policial y burocrática de Lima estaba preparada a arremeter y lo hicieron: criminalizada la protesta social mediante un decreto legislativo de Alan García, las armas apuntaban esperando la orden para asesinar a los «revoltosos» como nos llamaron los medios capitalinos.
Y así, cayó abatido, Pierre Gonzáles Arias, quien hace dos años de su partida, pocos lo recuerdan.
Lo asesino un arma policial, lo asesinó la indiferencia de muchos por no cuidar que se elimine el proyecto de ampliación, lo asesino el silencio cómplice de los formados en Derecho que nunca objetaron la ley que criminaliza la protesta, lo asesinaron las autoridades, que los dejaron en el abandono, y hoy puede ser asesinado en el olvido de un pueblo que olvida lo que hizo.
Han transcurrido dos años, y nos hemos vuelto a quedar sin agenda de lucha, cuando tenemos tantos problemas latentes en nuestro bendito valle.
Han transcurrido dos años, y no hemos reparado en cuántos días dejados al olvido, con generaciones que olvidan su historia, así seguiremos condenados a seguir siendo un pueblo pequeño y torpe.
Han transcurrido dos años, y un asesinato queda impune, ante la vista y paciencia de todos, mientras los medios utilizan el cliché «mártir cañe-tano».
Han transcurrido dos años, y más que un recuerdo de lucha, deberíamos abrigar una visión de un Cañete unido, que ha demostrado, como en aquella oportunidad, que jamás será vencido.

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