18 septiembre 2013

UNA SIMULTÁNEA DE AJEDREZ EJEMPLAR Y PROVECHOSA

Por: Ricardo Fernández Flores - Ricardo.eff@hotmail.com

Ya están ubicándose en el recuerdo los actos programados por la celebración del cuatricentenario quincuagésimo séptimo aniversario (457º) de la fundación española de la Villa de Santa María de Cañete. Su paso, con aciertos y desaciertos, dan pie a severas críticas, minuciosos análisis y correctivos a futuro.
Una importante actividad socio cultural programada para el día culminante del programa de aniversario fue la realización de la gran simultánea de ajedrez con la participación del maestro nacional Efraín Palacios Ayala, tricampeón nacional absoluto 2009, 2010 y 2011. Valioso acierto de sus organizadores, integrantes del club de ajedrez «Peón de oro cañetano», que tiene como su presidente al destacado profesor y periodista señor Juan Javier Vásquez Almeida (J.J.) y como «brazos» de apoyo a los hermanos Juan y Agustín Vega Canales; valorable también es la participación sincronizada del instructor de la Academia Municipal de Ajedrez de San Vicente, Sr. Marco Ruiz Meza, forjador de la mayoría de los niños participantes.
A la hora indicada en la programación del domingo primero de setiembre, la flor y nata de los cultores del deporte ciencia, estaban en la hermosa plaza Bernardo O’Higgins, identificados con el alto honor de poder participar de una inolvidable simultánea frente a un gran maestro tricampeón nacional.
La Comisión central «Semana de Cañete» brindó su «franciscano» auspicio, limitado y austero, pero apoyo al fin.
Desde muy temprano, una veintena de ajedrecistas, entre niños y adultos se aprestaban entusiasmados para enfrentar al maestro Palacios, en una franca simultánea.
A su llegada, en una breve ceremonia, con ausencia total de las autoridades, fue presentado uno a uno a todos los participantes y escaso público, por el principal organizador de esta eventualidad científico – cultural.
Al promediar las 11:00 a.m. se apertura la tan esperada simultánea. El gran maestro jugó con las blancas y los retadores con las negras; conforme se estila en estas lides.
Desde el inicio, los retadores dieron tenaz batalla; ninguno estaba dispuesto a ser presa fácil. Jugadas tras jugadas y los ánimos se fortalecían. Todos tomaron con la mayor seriedad su eventual participación.
Después de casi una hora de dura brega fue derrotado un primer niño, quien debió abandonar la competencia, un tanto melancólico y sorprendido; luego, fueron vencidos, sucesivamente la mayoría de los osados combatientes, entre niños y adultos.
Esta sin par simultánea de ajedrez se prolongó en el tiempo, más allá de lo previsto, tanto, que ya inquietaba por las exigencias propias del hecho de permanecer en situación expectante por muchas horas, sin recibir el mínimo auxilio.
Al final de la extenuante jornada, de entre todos los niños, sólamente quedaba batallando el alumno «victoriano» Jorge Mariano Rojas Fernández, controlando sus ansias de jugar y mataperrear.
Los privilegiados testigos de esta singular efemérides, observadores pasivos, suponían que el niño «Jorgito» sería derrotado a la brevedad como lo fueron todos sus compañeros de aventura, sin embargo, todos se equivocaron. Jorge seguía dando batalla, incluso pretendiendo ganarle la partida al ilustre visitante en el superlativo de su infantil osadía. Al tricampeón nacional, este pequeño, le jugó de igual a igual, firme y sereno. La mayoría de las piezas blancas y negras estaban fuera del tablero; pero ambos «monarcas» estaban bien custodiados.
Después de darle mucho trabajo a su masa gris, el maestro Palacios logró coronar a un peón, convirtiéndolo en dama y «caballero», vino el apretón de manos, seguido de emocionadas palabras de elogio para Jorge. Bordeaba las 3:00 de la tarde.
Fueron cuatro horas de continuo e indesmayable combate ajedrecístico, muy duro para un niño de 10 años de edad como el protagonista de esta reseña, quien debió superar su inquietud traviesa y permanecer alerta en su trinchera.
Acto seguido, después de sinceras felicitaciones, en plena plaza Bernardo O’Higgins, recibió un significativo premio (juego de ajedrez) de manos del gran valor nacional, tricampeón absoluto, señor Efraín Palacios Ayala, a quien se le debe reconocer su desprendimiento y apoyo por salvar el aspecto educativo, científico y cultural de la Semana de Cañete.
Jorgito, en su institución educativa, fue felicitado por la plana jerárquica, docentes y compañeros de estudio. Bien por él.  Un ejemplo a seguir.  Un reto por superar.  Una tarea de reflexión para las autoridades educativas, municipales y regionales.  Cañete se vislumbra como tierra del ¡Jaque, Mate!

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