25 enero 2013

EL DERRUMBE DEL GOBERNADOR Y EL «MORALIZADOR» EN CAÑETE

Por Vladimir Alexander Rojas Hinostroza

Las historias se cruzan en este bendito valle, con una triste realidad para dos personajes que en las últimas horas, y con palabras desesperadas (y fueras de lugar) se aferraban a lograr un revés a algo que no podían evitar.
Por un lado, un desencajado Roger Taboada logro quemar sus últimas logísticas para alcanzar una notoriedad que le fue esquiva en Cañete: Su presencia pasó desapercibida.
Los plazos se le vencían, por ello desesperado atinó a empuñar su lengua contra el mandamás regional y el Ministerio Público. Sin embargo, no logró cumplir con el encargo.
Le reprocharán sus financistas que habiendo transcurrido más de 2 años, aún Javier Alvarado sigue sentado en el sillón del Gobierno Regional de Lima. ¿Le pasarán la factura por tanto gasto, y ningún eco en esta provincia?
Hasta sus cercanos seguidores se preguntan si Lita Román lo seguirá considerando como vocero político de su futuro movimiento regional, y es que su «trabajo político» ha sido estéril en estas tierras para pesadumbre de los suyos.
Y no sorprende que detrás de todo, se encuentren afiliados y el equipo de apoyo de «La Familia», que en palabras del «baqueano» Roque si está organizada, y ahora sabemos para qué propósitos.
El resultado: Politizar el tema judicial de Alvarado no ha causado efecto alguno en Cañete, que hasta los que odian a la autoridad regional por radio y televisión local no sintieron como propio el llamado de un crispado Taboada.
En el otro extremo, y pese a la contundencia de las imágenes que comprometen al Gobernador Carlos Quinto, éste muy suelto de huesos (y conciencia) salió a declarar que no había cometido ningún delito, y que la fiesta «chelera» tenía como fino objetivo agasajar a un gobernador distrital.
«No voy a renunciar», sentenció Quinto Céspedes, recordando que aquella noche pasaron por sus manos una botella de vino y unas heladas cervezas, olvidando que se encontraba en la oficina representativa de Humala Tasso. ¡Qué manera de perder la cabeza!
Señor Quinto, hasta la propia municipalidad prohíbe la presencia de discotecas y bares dentro de 100 metros cercanos a un colegio o institución pública. Por ende, si se prohíbe la venta, ¿no cree también que esté restringido el consumo, más aún en un recinto estatal?
Usted, pese aquella restricción empresarial, libaba sonriente a unos metros de un colegio y una comisaria, así que no sea sinvergüenza para declarar, o es que aún «con una botella, todo le da vuelta», como reza la canción.
Su presencia alcanzó notoriedad hasta en los medios nacionales, por lo que su salida se encontraría cantada en las próximas horas, con la designación interina en la gobernación provincial, de algún gobernador distrital (quizás de alguno de sus acompañantes).
Dos personajes, dos historias, dos lecciones: Ellos «cayeron» por sus propias «acciones».

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